Pelicula:

CINE EN SALAS

La provincia de Cádiz está de moda (con toda razón...) como plató natural para hacer pelis. Así a vuela pluma recordamos algunas de las películas que se han rodado en los últimos años en la provincia gaditana, como La maniobra de la tortuga, El verano que vivimos, El amor de Andrea, El universo de Óliver o Lobo feroz, entre otras. También esta Tierra de nadie se ha rodado fundamentalmente en la provincia, mayormente en la propia capital, quizá buscando que los hermosos, también peculiares paisajes de la Bahía de Cádiz (como las salinas), aporten la personalidad y el estilo que, lamentablemente, nos parece no tiene el film.

La historia se ambienta, como decimos, en la provincia de Cádiz, aunque arranca en alta mar, se entiende que cerca del litoral gaditano. Vemos una lancha de la Guardia Civil que está tras la pista de un barco que se acerca a la costa, un barco donde saben que se transporta un alijo de droga. Conocemos al capitán Mateo, al que todos llaman el Gallego, por su origen étnico, y también a dos subordinados (que luego sabremos que son corruptos), uno de ellos conocido como Colorao. Asaltan el narco-yate y detienen a los malos, no sin antes llevarse el Gallego un leñazo que le parte la nariz. Ya en tierra firme conocemos a los otros dos personajes principales, un vasco sesentón, conocido como el Antxale, que vino a Andalucía décadas atrás y aquí se quedó, dedicándose al contrabando de marihuana, y el conocido como el Yeye, como de cuarenta años, que es depositario judicial de las embarcaciones. Sorprendentemente, los tres son amigos, de la época en la que estaban ligados a un equipo de fútbol aficionado. Pero los tres están ahora en trincheras distintas, el Gallego y el Antxale dentro y fuera de la ley, respectivamente, y el Yeye un poco en tierra de nadie...

Nos ha sorprendido que Albert Pintó (Barcelona, 1985), el director de este film, no haya estado precisamente fino en la puesta en escena de la película, porque sus anteriores empeños como realizador se saldaron con buenos resultados: hablamos de Malasaña 32 (2020), film de terror que tuvo una buena acogida comercial, e incluso en cierto modo crítica, y de la dirección del “spin-off” de La casa de papel, titulada Berlín (como el famoso personaje, quizá el más interesante de los creados por Álex Pina en la serie sobre el asalto a la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre). En esta última, en concreto, Pintó demostraba tener un estilo y una clase que, ciertamente, no vemos en esta Tierra de nadie, un endeble thriller sobre la amistad a ambos lados de la ley, en una historia que huele a mero producto alimenticio, y cuyo guion sorprende esté firmado por Fernando Navarro, otro profesional al que hemos visto escribiendo libretos bastante más interesantes (por ejemplo, Verónica, Toro o Segundo premio). Así que habrá que concluir que ambos han puesto aquí su oficio, pero poco más.

Y lo curioso es que la historia que se esboza (porque la relación entre los tres apenas está bosquejada, cuando se supone que es el meollo, el pivote sobre el que gira todo el film...) podría haber tenido su interés, a poco que Navarro hubiera perfilado mejor el guion, dándole densidad, y Pintó se hubiera puesto las pilas y no se hubiera dedicado, como nos parece, a filmar rutinariamente una trama en la que, si se hubieran aprovechado bien (lo que, lamentablemente, no se hace) los interesantes paisajes gaditanos (las salinas, por ejemplo, claramente desperdiciadas en la secuencia del desenlace), y la relación entre los tres personajes principales se hubiera cincelado adecuadamente, se la hubiera dotado de humanidad y de verdad, se le podría haber sacado bastante más partido.

Pero Pintó lo fía todo al carisma de sus tres protagonistas, ciertamente los tres actores más que fiables y solventes: Luis Zahera, que desde hace un decenio se ha convertido, ya en su madurez, en uno de los intérpretes indispensables del cine y la televisión que requiere personajes fuertes, duros, que él interpreta como nadie; Karra Elejalde, que tras Ocho apellidos vascos está conociendo una “segunda juventud” interpretativa, con una cantidad de matices que no tenía en su “primera juventud”; y el talentoso Jesús Carroza, descubierto por casualidad en 7 vírgenes, de Alberto Rodríguez, y que se ha convertido en un actor dúctil que funciona igualmente en drama, thriller o comedia. Pero el concurso de tres buenos actores, lamentablemente, no puede salvar la inconsistencia de la historia ni su convencional puesta en escena, en la que Pintó busca la aparatosidad como (vana, hueca) forma de llamar la atención del espectador, en un film que termina cayendo en todos los tópicos del policíaco de los últimos tiempos en España, con buena parte de los agentes policiales que son corruptos, villanos mexicanos o colombianos que son más malos que la quina, y ensaladas de tiros que parece que estamos en Jungla de cristal en vez de en un thriller ambientado en Andalucía, no en el Bronx...

La música de Sara Cáceres Huerta tampoco ayuda, sonando casi permanentemente, tirando mayormente de guitarra (por aquello de que estamos en Andalucía, se supone...), pero sin aportar nada a la trama. Lástima de peli, que ha contado con un apañado presupuesto de 4 millones de euros, un buen trío protagonista y unos paisajes gaditanos que se hubieran merecido más. Nos tememos que no es éste el buen cine industrial que la cinematografía española puede (y debe...) hacer...

(31-03-2025)


Tierra de nadie - by , Mar 31, 2025
1 / 5 stars
Convencional, aparatosa, tópica