Pelicula:

CRITICALIA CLÁSICOS
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Hay dos creadores (cada uno en un campo de expresión distintos) que son la base de esta película. Uno es el conde ruso Lev Nikolaíevich Tolstói, conocido entre nosotros como León Tolstoi (1828 - 1910), y el otro es King Vidor (1894 - 1982). Los lectores ya saben, pues, que tenemos, un escritor y un cineasta. O para decirlo más exactamente, un gran escritor y un excelente director de cine. Y empezando por Tolstoi, aun formando parte de la aristocracia todavía zarista, él se consideraba un humanista antes que nada y -sobre todo- un escritor que llevaba a sus obras una "ficción realista", en libros de gran extensión, que tienen su cumbre en Guerra y paz, en 1869, y en Ana Karenina, 1877, éste con su tan citado y famoso inicio sobre las familias felices y las desgraciadas. Ambas novelas lo convirtieron en el escritor más querido y admirado en su país.

El otro grande, King Vidor, fue pionero y clásico del cine americano, centenario en títulos que se inician en pleno cine mudo y llegan hasta un último largometraje en 1959. Aunque no acreditado ya participó en El mago de Oz, 1939, y se consagra  con un fascinante western de resonancias  bíblicas en 1946, Duelo al sol, al que siguen El manantial, 1949, versión novelada de la vida del famoso arquitecto Frank Lloyd Wright, con Gary Cooper y Patricia Neal. Un notable y original film del Oeste, con Kirk Douglas, La pradera sin  ley, antecede ya en 1955, a su cinta sobre la novela de Tolstoi.

Los dos productores más potentes de Italia, Carlo Ponti y Dino de Laurentiis, con la distribución mundial a cargo de la Paramount, lanzan un proyecto millonario para contar (como Tolstoi) la fallida invasión napoleónica de Rusia, Moscú abandonado e incendiado, y el terrible repliegue del emperador francés en pleno invierno ruso, y -simultáneamente- la vida y milagros de varias familias moscovitas. En ellas conoceremos a Natacha, a Pierre (idealista y pacifista), a Andrei, con sus  dudas e indecisiones. Y la vida disoluta y ciega de una clase incapaz de ver el peligro de la llegada de Bonaparte.

Cinta de amores y sentimientos, es también un film espectacular rodado en todos sus interiores en los gigantescos estudios de Cinecittà en Roma, donde se construyeron dos calles de casi un kilometro y unos espléndidos salones, que recogen y ambientan los bailes y reuniones  -pero con una parte de ellos más liviana-, para que ardiera luego en las secuencias del incendio. Y en cuanto a las batallas, escenas de acción y exteriores, se contó con Mario Soldati como experimentado director de la segunda unidad. Dirigiendo el tinglado estuvo un King Vidor que cuando le hablaban de las estrategias de Napoleón decía que peor lo tenía él, al mando no de uno, sino de varios ejércitos, para coordinarlos con eficacia.

Con hasta nueve guionistas (incluyendo a Vidor), el primer montaje superaba las cinco horas de duración, que finalmente quedaron en tres horas y cuarto. Y vamos ya con los nombres propios: Audrey Hepburn sólo había protagonizado antes Vacaciones en Roma, de William Wyler, y Sabrina, de Billy Wilder, pero ya tenía un Oscar desde la primera. Aquí cobró 350.000 dólares (entonces inusuales, pero superados por Liz Taylor en 1963 con Cleopatra) y tras su Natacha estaban un Henry Fonda que engordó y se puso gafas para encarnar al pacifista Pierre, o Andrei, un Mel Ferrer entonces casado con la Hepburn, y estaban también Vittorio Gassman, Anita Ekberg, Herbert Lom (Napoleón), John Mills, Anna María Ferrero... y un largo etc. En la fotografía, dos gigantes, Jack Cardiff y Aldo Tonti, con la música a cargo de Nino Rota... y para la batalla de Borodino (rodada en un valle cercano a Roma) la Paramount aportó su patentado VistaVision, y reclutó 5.000 soldados a pie y 800 de caballería. ,,,

Todo este esfuerzo y dispendio no tuvo la respuesta esperada en Europa o en EE.UU., mientras en la Unión Soviética (ya en fase de deshielo) sí tuvo una taquilla espectacular de treinta millones y medio de espectadores, e incluso algo más tarde hicieron su versión, dirigida por Sergio Bondarchuk, con casi un año de rodaje. Y terminamos con King Vidor, que tras el lío ruso rodó en España un film bíblico, Salomón y la reina de Saba, en pleno apogeo estelar de Gina Lollobrigida y con la muerte repentina de Tyrone Power (sustituido por Yul Brynner), y que también complicó este rodaje.

Después se pierde el rastro del estupendo realizador hasta 1980, ya retirado y feliz en su rancho Willow Creek, en Montana, junto a Colleen Moore, una actriz que había trabajado con él en varios films del período mudo. Y en ese año citado rueda un documental casero de algo más de media hora, The Metaphor, con una entrevista a un pintor amigo de ambos. Desde luego una despedida fílmica algo más sencilla y fácil que su gigantesca pugna con Napoleón, Rusia, la guerra y la paz... verdaderamente.

(30-03-2025)


 


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208'

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Guerra y paz - by , Mar 30, 2025
3 / 5 stars
Dos grandes, unidos