Pelicula:

CINE EN PLATAFORMAS


ESTRENO EN FILMIN Y MOVISTAR+


Disponible también en Prime Video y Rakuten.


Aki Kaurismäki ha vuelto, después de seis años de silencio tras su anterior film como director, El otro lado de la esperanza. Y vuelve en forma, regresando con esta Fallen leaves (literalmente, “hojas caídas”; el traductor en línea del finés que hemos utilizado para el título original confirma ese mismo concepto) a su cine más despojado, más quintaesenciado, el que comenzó a hacer en sus inicios como director, allá por los años ochenta del siglo XX, entroncando ahora con la que entonces se denominó Trilogía Proletaria (ahora sería ya Tetralogía...), formada por Sombras en el Paraíso (1986), Ariel (1988) y La chica de la fábrica de cerillas (1990), películas que eran auténticos cuentos morales proletarios, con trabajadores en el último estadio de la escala laboral, y patronos abyectos que los sojuzgaban, humillaban y vejaban, en una espiral de degradación (si es que había ya recorrido para tal cosa...) al final de la cual, a veces, había algo parecido a una esperanza.

Pues tras hacer otras muchas cosas, aunque casi siempre en ese mismo tono, Aki vuelve por donde solía y nos ofrece esta cuarta (y, presumimos, última...) entrega de su serie proletaria, de nuevo con personajes situados al final de la escala social en Finlandia: ella, Ansa, soltera, reponedora en un súper, expulsada del mismo por un quítame allá esas pajas (llevarse a casa un paquete de comida caducada, qué grave delito...); él, Holappa, trabajador manual en una gran empresa, soltero, alcoholizado, y con menos vida sentimental que Espinete y menos seso que el Monstruo de las Galletas. Contra toda esperanza, estos dos náufragos de la opulencia de uno de los países donde el bienestar social es mayor en el mundo, intentarán un acercamiento que no estará exento de dificultades, sobre todo porque parece que el Hado conspira permanentemente en su contra...

Como decimos, esta Fallen leaves recupera el mejor pulso de Kaurismäki, lo que no significa brío ni ritmo narrativo, sino precisamente todo lo contrario; porque su cine es un cine de personajes pasmados, a los que les pasa de todo (menos quedarse embarazados...), personajes a los que parece que los ha mirado un tuerto, a los que no les pueden ocurrir más desgracias, a pesar de lo cual persisten, no sé sabe muy bien por qué, en su intención de llegar a tener algo parecido a una vida sentimental con el otro.

Cuajada de referencias cinéfilas, de guiños sobre pelis clásicas del cine indie (con personajes que citan con desparpajo a Bresson y Godard -como otros hablan en España de Belén Esteban y la Pantoja...-, y frecuente aparición en las paredes de minimalistas carteles de cine de films clásicos con sus títulos en finés, como Breve encuentro y Luces de la ciudad) y hasta una pequeña escena del film norteamericano más kaurismakiano (Los muertos no mueren, de Jim Jarmusch, confeso admirador del cine de Aki), la película es también, en buena medida, una denuncia de la guerra, pero no de cualquier guerra, sino en concreto de la que desde hace ya demasiado tiempo libra Rusia contra Ucrania, cuyos partes de guerra pespuntearán intermitentemente la acción cada vez que Ansa pone la radio para escuchar las noticias. Ya sabemos que Finlandia, vecina no tan secretamente temblorosa del coloso ruso, está poniendo a remojar sus barbas tras lo que ocurre en la irredenta patria de Zelenski, y a Kaurismäki, con su insistencia en esos partes de guerra, lo vemos muy concienciado de tal cosa y no pierde ocasión de ponerlo de manifiesto.

Estamos entonces ante un Aki Kaurismäki puro, en el que se dan sus mejores virtudes: sobriedad espartana, denuncia de la abyección del capitalismo salvaje, apuesta por la aproximación a los desheredados de la Tierra (aunque sea la Tierra –helada- de promisión que es, en términos de bienestar social, Finlandia); y todo ello con esa marca de la casa de los personajes kaurismakianos, incapaces de expresarse con un mínimo de emoción, Aspergers de libro (ya diagnosticados, ya sin diagnosticar), un grupo de hombres y mujeres con cara de pasmados, quizá como consecuencia de las tropelías que cometen contra ellos por el mero hecho de ser los últimos de la fila, unos personajes cuyo máximo exponente de risueña gestualidad, como ocurre con el rol de la protagonista, será un guiño, entre lo inocente y lo pícaro, que se permite Ansa ya casi al final del film: claro está, con tanta contención, cuando aparece ese guiño adquiere casi la condición de metafórico orgasmo...

Cine insobornablemente independiente, hacer cine barato (1,4 millones de euros de presupuesto, una bagatela) tiene como ventaja no estar sujeto al retorno de taquilla, a pesar de lo cual esta pequeña joyita helada (y no solo por el tiempo, sino por las caras catatónicas de sus personajes...) ha sido estrenada en medio mundo y, en general, ha gozado de una muy buena acogida. Y es que no hay como volver a los orígenes, actualizándolos, para reencontrarse con viejos (y nuevos) conocidos, con una cinefilia que se resiste a la marea de plástico del cine comercial de nuestros días. La película ganó el Premio del Jurado en Cannes, así como otros galardones en festivales, como el Hugo de Plata en Chicago, y ha sido nominada a los Globos de Oro, habiendo sido la candidata finesa al Oscar a Mejor Película Internacional.

A los protagonistas no se les puede juzgar con los habituales parámetros de la interpretación, porque Kaurismäki les pide una extrema contención en la composición de sus personajes que no les permite muchas libertades (más bien ninguna...), unos personajes permanentemente estupefactos ante una realidad diaria que les supera, zarandeados por las vueltas y revueltas a las que son sometidos cuando intentan, con más moral que el Alcoyano, iniciar algo parecido a una relación amorosa.

(06-01-2024)


 


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81'

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Fallen leaves - by , Apr 27, 2024
3 / 5 stars
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