1968, el año del Mayo Francés, pilla a Brian de Palma con dos largometrajes realizados, uno sin estrenar (The wedding party) y el otro estrenado de mala manera (Murder à la mod). En ese tiempo conoce a Charles Hirsch, director del programa de Nuevos Talentos instituido por la Universal para descubrir nuevos directores de interés. Hirsch y De Palma escriben un guion para Universal y consiguen algún dinero. Con aportaciones de los padres de Hirsch, del propio De Palma, y de dos cándidos accionistas, Brian rueda Greetings (traducción literal: “Saludos”).
El joven Paul Shaw recibe una notificación de reclutamiento. Sus amigos Lloyd Clay y Jon Rubin le aconsejan que se presente al tribunal médico haciendo ademanes ostentosamente afeminados. Paul, sin embargo, decide finalmente arruinar su salud permaneciendo sin dormir todos los días que restan para la presentación al tribunal. Jon también recibe la carta de alistamiento, y decide fingir que es miembro de una organización paramilitar secreta. Quedan 15 días para el examen del tribunal, y los tres chicos deciden entregarse entretanto a sus particulares aficiones...
Greetings alude en su título a la primera palabra que figura en las notificaciones de reclutamiento USA, tan temidas durante la década de los sesenta y principios de los setenta, por suponer un posible traslado al conflicto bélico de Vietnam. Ese es uno de sus temas, pero no el único: De Palma, cada vez más influido por el radicalismo político de Godard, intenta trasladar a Estados Unidos el inconformismo del realizador francés. Pero Brian no se limita a trasplantar mecánicamente los temas godardianos, sino que los adapta a la realidad USA de 1968. Por eso los asuntos tratados en Greetings son algunos de los predilectos de los movimientos radicales en USA en los sesenta: además del rechazo de la Guerra del Vietnam, se plantea una liberación sexual completa y real, y se exponen todas las dudas que los grupos progresistas tenían sobre lo que sucedió realmente en el asesinato de Kennedy.
Estilísticamente hablando, Greetings es también tributaria del Godard de los sesenta, con montaje a saltos y planos congelados. Pero lo fundamental en la película quizá sea la conexión que estableció con un miedo real existente entre los jóvenes de la época: el miedo a recibir una carta encabezada por un ominoso “Greetings” que les podría llevar a una muerta más que probable. Esa fue la razón de su considerable éxito comercial: la película costó 44.000 dólares y recaudó en taquilla más de 3 millones.
La película tuvo una distribución nacional a través de una filial de la entonces poderosa productora Filmways, y su éxito la llevó hasta el festival de cine de Berlín de 1969, en la que obtuvo el Oso de Plata a la Mejor Dirección. De Palma ya era un gran chico...
(05-04-2020)
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