Murder à la mod

Una vez terminado su primer largometraje de ficción, The wedding party, y enlatado a la espera de distribuidor, De Palma cobra en 1966 una subvención del Departamento del Tesoro, como recompensa por la realización del largo documental Show me a strong town and I’ll show you a strong bank. Con este dinero, más el obtenido por la distribución de su cortometraje The responsive eye, a través de la Pathé Contemporary, Brian de Palma afrontará en 1967 el rodaje de su segundo largo, este Murder à la mod, título un tanto afrancesado cuya traducción literal podría ser “Asesinato a la moda”.

Karen, una joven bastante impresionable, va de compras por las boutiques de moda de Manhattan junto a su amiga Tracy. Karen le comunica que está enamorada de Christopher, un director de cine. Tracy se acerca a su banco a retirar dinero, y Karen ve a Christopher por la calle. Le sigue hasta su estudio, donde se encuentra con la desagradable sorpresa de la proyección de una película porno que Christopher reconoce haber filmado. El cineasta, humillado al ser descubierto, aduce que realiza ese trabajo para conseguir dinero y divorciarse de su esposa. La enamorada Karen se ofrece prontamente a prestarle el dinero, pero él se hace el ofendido, y rechaza su ayuda...

En contra de lo que sucedió en The wedding party, en Murder à la mod De Palma sí tuvo las manos libres. Lo diría en 1969: “...fue una película que hice yo totalmente. Tiene muchos defectos y virtudes. Es la vez buena y mala”. Años más tarde se expresaría en términos mucho más duros: “¡Resultó un mal Roger Corman, o incluso un Bergman tratando de copiar a Corman!”.

Es fácil rastrear en esta película algunas pistas hitchcockianas, concretamente de Psicosis (1960), de la que De Palma es un ferviente admirador: el asesinato brutal, el asesino desconocido, el dinero (en este caso las joyas y los bonos) conseguido fácilmente, etc.

En su búsqueda por encontrar un estilo propio, De Palma introduce en Murder à la mod una triple visión de una misma situación. En la primera, utilizó los cánones de los viejos melodramas americanos de los años treinta  y cuarenta. En la segunda, el elemento a imitar serían los thrillers de Hitchcock de los años cincuenta y sesenta. En la tercera, en una inesperada vuelta atrás, se inspira en el cine cómico de la época muda, en cierta forma como ya lo hizo en su cortometraje Wotan’s Wake.

Murder à la mod anticipa algunos de los films posteriores de Brian de Palma, fundamentalmente Hermanas (1972), con quien guarda algunos puntos de contacto. Técnicamente está mejor hecha que The wedding party, y supone la primera referencia hitchcockiana de su filmografía. Evidentemente, su existencia tiene más valor como experiencia acumulada para su director que por sus cualidades intrínsecas, nada evidentes.

La película fue la única interpretada por Margo Norton, de efímera carrera, por tanto. Intervino también en un papel secundario uno de los actores fetiche de Brian en aquella primera etapa de su carrera, William (más conocido como Bill) Finley, que estuvo en buena parte de las películas depalmianas hasta Vestida para matar (1980), y que sería el inolvidable protagonista de El fantasma del Paraíso (1974).

Al no encontrar De Palma tampoco distribuidor para Murder à la mod, optaría por estrenarla en una sala destinada a reposiciones, el Gate Theater, en el East Village de Nueva York. Aunque tuvo algunas buenas críticas, fue un fracaso de público.

(03-04-2020)