Los directores gustan de hacer sus películas con sus propios guiones, poniendo en imagen aquello que quieren contar. Francisco Avizanda, que así lo hace, es víctima de su propio guión, confuso y anárquico, sin diseñar los personajes ni clarificar las situaciones. Se nos dice que es una historia real a la que se le han cambiado los nombres a los personajes para evitar complicaciones.
La acción se sitúa en el Madrid de 1953 y a través de la historia de Gilda, una joven huérfana que pertenece a una hermandad ultracatólica; la chica trabaja como mecanógrafa en una emisora de radio porque lo que quiere es obtener el carnet sindical de locutora; se pretende hacer un retrato de la España de esa época. Gilda, para lograrlo no tiene reparo en convertirse en confidente del jefe de policía denunciando comunistas, acostarse con un compañero de la radio y con un médico que pretende ser su novio.
El relato es de lo más maniqueo que hayamos visto últimamente, mostrando las torturas del franquismo, la persecución sexual, las casa de lenocinio y así se pasa el largo argumento entre más de media docena de escenas de cama, felaciones y masturbaciones, sin que nos lleve a ningún lado ni tenga el más mínimo interés.
Los actores, la mayoría debutantes, no encuentran apoyo en una dirección que les ayude a sacar adelante sus papeles. Lo mejor de este lamentable film es la ambientación, sin que sea nada extraordinario.
Hoy no se fía, mañana sí -
by Francisco Casado López,
Feb 22, 2009
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Desafortunado debut
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