Haifaa Al-Mansour llamó la atención hace unos años con La bicicleta verde (2012), su primera película y (asómbrense) también la primera película producida y rodada en Arabia Saudí en décadas, desde que el muy integrista régimen de los jeques estimó, con la imbécil mirada de los fanáticos, que el cine dañaba su muy peculiar concepción de la moral... (sin comentarios). Más curioso aún es que esa primera película saudí, en un país donde hasta 2018 estaban prohibidas las salas de cine, y en el que las féminas tienen la consideración de objetos propiedad de los hombres, la pusiera en escena... una mujer, Haifaa Al-Mansour, si bien en las escenas que transcurrían en la calle se vio obligada a dirigir desde el interior de una furgoneta, con “walkie-talkies”, porque el rigidísimo régimen que rige el país con mano de hierro no permite que una mujer dé órdenes a varones en público (de nuevo sin comentarios...)
Haifaa Al-Mansour es, por sí misma, el reflejo de la mujer saudí que quiere, con toda lógica, una libertad a la que hasta ahora el régimen de los jeques se niega. Evidentemente, Haifaa ni vive ni trabaja en Arabia Saudí, salvo el tiempo en el que tiene que rodar; reside en Estados Unidos, con su marido, Brad Niemann, que firma el guion de este film con ella, y sus hijos. En La candidata perfecta Al-Mansour plantea la historia de una familia, compuesta por el padre, Abdulaziz, músico tradicional, y sus hijas Maryam (médica que ejerce en un centro de urgencias de la localidad), Sara y Selma. La esposa y madre, respectivamente, de todos ellos, falleció tiempo atrás. La doctora Maryam está empeñada en conseguir fondos para que se asfalte el barrizal existente a la entrada de su centro de urgencias, para evitar los problemas de acceso de los enfermos, pero solo encuentra largas de las autoridades que deberían aprobarlo. Tras un incidente en el que no puede viajar a Dubai porque le ha caducado el permiso de su padre para viajar, decide presentarse a la alcaldía para las elecciones municipales, con el objetivo primordial de asfaltar esa entrada al centro de salud, pero también con la idea de oxigenar la asfixiante vida del pueblo. Como cabría esperar, su postulación para ese cargo es acogido con mucho recelo, tanto por mujeres como por hombres, y las complicadísimas reglas que rigen la coexistencia de ambos sexos, cuando no hay parentesco de por medio, no hará sino entorpecer aún más su carrera electoral...
Al-Mansour, tras La bicicleta verde, rodó bajo pabellón de su país de adopción, Estados Unidos, dos largometrajes, Mary Shelley (2017) y Desmelenada (2018). Ahora vuelve a su país de origen para poner en imágenes esta esforzada dramedia sobre una mujer determinada a no dar su brazo a torcer en una sociedad (incluidas sus colegas de sexo) en la que ser fémina te sitúa en una categoría subhumana. Cuando Maryam, el personaje protagonista, acude al aeropuerto para sacar la tarjeta de embarque y volar a Dubai, el celoso empleado, tras comprobar que no tiene su autorización informática renovada (aunque sí en papel), le pregunta, “¿cuál es su guardián?”. Y es que, en efecto, las mujeres en Arabia Saudí tienen que tener a un varón como “guardián” (no sabemos muy bien qué es lo que tienen que “guardar”), ya sea padre, hermano, marido, hijo, tío, primo o abuelo, alguien con algún tipo de parentesco, siempre que tenga colita y no rajita, por decirlo en unos términos tan ridículos como la propia y aberrante norma del guardián.
Al-Mansour ha optado por la vía posibilista: consciente de que hacer cine en su país de origen colinda con el milagro, prefiere hacer el cine que se puede y no el que ella querría, que evidentemente sería mucho más combativo que esta película cuya crítica al “establishment” saudí es tibia, muy velada, e incluso, para dar un poco de ojana, como se le dice en caló a la adulación, se loan los avances en la (levísima) apertura del régimen, como el hecho de que las mujeres puedan (¡por fin!) conducir automóviles, o la formación de una Orquesta Nacional de Música gracias a los buenos auspicios de los candorosos y “liberales” tropecientos príncipes que gobiernan el país, que hay más príncipes que bedeles en los colegios... Pero bien está si se consigue hacer cine tímidamente aperturista, como este, en el que además la figura central es una mujer que toma decisiones por sí misma, e incluso las figuras varoniles son razonablemente liberales, como ese padre músico que (se intuye) está inspirado en el propio padre de Haifaa, un poeta que (todos los honores le son debidos) permitió, en una época en la que eso era impensable, que su hija se formara en la universidad. Padre músico que, por cierto, también parece una concesión a los renovados miembros de la administración saudí, como el ya famoso príncipe Salman, príncipe heredero desde 2017 en el reino de los petrodólares, y que permite una subtrama secundaria con las actuaciones del progenitor de la protagonista y su grupo de músicos por buena parte de la geografía saudí, subtrama que actúa a la vez como difusora de la hermosa música del país, como muestra de la liberalidad de los nuevos gestores (que permiten la creación de una Orquesta Nacional, ¡oh!) y como complemento costumbrista para una historia, la central, que ciertamente no daba mucho más de sí.
Película entonces más interesante por sus intenciones, por su posibilismo, por abrir un poco más la puerta de los derechos de la mujer en un reino muy reacio a ello, La candidata perfecta es el típico film cuyos valores exógenos son bastante superiores a los endógenos: como cine en sentido estricto no es gran cosa, ni por su historia ni por la forma de contarlo de Al-Mansour, evidentemente muy constreñida para actuar dentro de los estrictos términos de una administración asfixiante y aberrante.
Buen trabajo del equipo de actores y, sobre todo, actrices, en su primera aparición ante una cámara en todos los casos. Gusta sobre todo la fuerza, la determinación de la protagonista, Mila Al Zahrani, una mujer que, en otro país que la valorara, podría hacer cosas importantes, pero que en Arabia Saudí, a día de hoy, criarán pelo las ranas antes de que pueda desarrollar una carrera en condiciones...
(11-03-2020)
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