Pelicula:

De George Cukor se decía, no sin fundamento, que era el director de Hollywood que mejor partido sacaba a las actrices. Con independencia de que otros cineastas (por ejemplo, Gregory LaCava) también tuvieran buena mano con las mujeres, lo cierto es que películas como esta La costilla de Adán sería la confirmación de tal axioma, aunque también que igualmente era un extraordinario director de parejas, consiguiendo excepcionales composiciones como la que nos reportan aquí Spencer Tracy y Katharine Hepburn, aunque siempre se podrá argüir que ambos eran pareja y traían ya la complicidad, la química, de su propia casa. Pero otros films, como Ha nacido una estrella (versión 1954), con unos espléndidos James Mason y Judy Garland, o Historias de Filadelfia, con unos inconmensurables Cary Grant y (otra vez...) Katharine Hepburn, entendemos certificarían que a Cukor se le daban bien tanto las pelis “con mujeres” como las que estaban protagonizadas por parejas.

La costilla de Adán nos parece el culmen de la colaboración de Cukor, Tracy y Hepburn, que trabajaron juntos en tres películas, pero incluso nos parece la mejor de las cintas protagonizadas en comandita por Spencer y Katharine, incluso sin estar dirigidos por George. Y es que el grado de complicidad logrado en esta comedia en estado de gracia es difícil de igualar, cuanto más de superar. La historia se ambienta a mediados del siglo XX, en las fechas del rodaje del film. Vemos entonces a una mujer, Doris Attinger, que sigue a escondidas a su marido, Warren. Cuando lo encuentra en brazos de otra mujer, saca una pistola y dispara al tuntún, hiriendo al hombre. Detenida y llevada ante la justicia, conocemos a la pareja compuesta por Adam Bonner, fiscal, y Amanda Bonner, abogada de ejercicio libre. Amanda se interesa por el caso de Doris, viendo en el mismo una flagrante muestra del doble rasero de la sociedad, pero también de la justicia, cuando se produce un hecho como este, minimizando el adulterio del hombre y execrando la conducta de la mujer, cuando si hubiera sido al revés se hablaría de crimen para vengar el honor, etcétera. Tanto se interesa Amanda, y tantas pegas le pone su marido, que finalmente decide asumir la defensa de Doris, que es lo que Adam no quería porque él ejercerá la acusación en nombre del Estado como fiscal. El conflicto profesional, pero también conyugal, está servido...

Es La costilla de Adán, por supuesto, una deliciosa comedia sobre la lucha de sexos, en la que Cukor se revela, por si no lo había hecho antes (que lo había hecho...) como un consumado maestro en enfrentar posiciones contrapuestas, siempre desde posiciones amables, aunque esa amabilidad contenga algunas cargas de profundidad nada desdeñables. Y, desde luego, el guion de los estupendos Ruth Gordon y Garson Kanin es un excelente punto de partida para ello. Pero es que, además, hay en La costilla de Adán un inopinado aliento feminista, bien que entreverado en las divertidas escenas que comparten los protagonistas, un feminismo “avant la lettre”, un protofeminismo que exponía en su trama el ancho del embudo social en muchas de las cuestiones que afectan a la relación hombre-mujer; y no solo en las relativas a cuestiones de alcoba, que también, sino, sobre todo, a la distinta conceptuación que se tenía (espero creer que el tiempo verbal es el correcto...) dependiendo de si el protagonismo de cualquier hecho recaía en un varón o en una fémina.

Así las cosas, estamos no solo ante una muy divertida e inteligente historia de comedia romántica, sino también ante una obra socialmente avanzada, una emblemática película que pone en solfa los roles sexuales y el distinto rasero de la sociedad según quién ejecute cualquier tipo de acto.

La película resulta entonces ser un juguete cómico con poso, con algunas escenas absolutamente deliciosas, como casi todos los enfrentamientos de los cónyuges en la sala de juicios, en los que se cuelan de vez en cuando también sus tics conyugales, como esos Pocholín y Pocholina con los que se llaman cariñosamente en la intimidad hogareña, apelativos que, dichos en la solemnidad del tribunal de justicia, resultan ciertamente descacharrantes.

Gran trabajo de Tracy y Hepburn, como queda dicho, sobre los que descansa en su mayor parte la película. Pero también excelente el desempeño de intérpretes de reparto, como el siempre estupendo Tom Ewell, al que la Historia del Cine recuerda como el vecino (contenidamente “salido”) de Marilyn Monroe en La tentación vive arriba, pero también la no menos buena Judy Holliday.

(19-02-2023)


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101'

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La costilla de Adán - by , Jun 20, 2023
4 / 5 stars
Escenas de la lucha de sexos en Nueva York