Tanto en la literatura como en el cine hay buenos ejemplos de niños que han sido criados de forma salvaje a los que finalmente se han podido educar e integrar en la sociedad. En literatura está el pequeño Mowgli de El libro de la selva, de Rudyard Kipling, Tarzán de Edgar Rice Burroughs, entre otros, que también fueron llevados al cine en sus muchas versiones, y en el séptimo arte están, por ejemplo, El milagro de Anna Sullivan (1962), de Arthur Penn, sobre la educación de Hellen Keller, El pequeño salvaje (1970), de François Truffaut, Nell (1994), de Michael Apted, con Jodie Foster, etc.
Ahora se añade a la cuenta La historia de Marie Heurtin, basada en el emocionante hecho real de finales del siglo XIX, en el que se nos presenta la lucha por el aprendizaje de Marie Heurtin, una chica de 14 años, sorda y muda de nacimiento e incapaz de comunicarse con el mundo exterior, a la que sus padres tenían viviendo como una salvaje. Finalmente en marzo de 1895 acuden al Instituto Larnay, dirigido por la congregación de las Hermanas de la Sabiduría, dedicado a la educación de niñas sordas, donde a pesar de la negativa en un principio de la madre superiora, la hermana Marguerite la convence y acoge a la pequeña salvaje bajo su protección, haciendo lo indecible por educarla y sacarla de la oscuridad.
El guion tal vez se base, de manera inconfesa, en el libro Une âme en prison (Un alma en prisión), de Louis Arnoud, que describe los métodos empleados por la Hermana Marguerite.
En principio para Marie es duro estar separada de sus padres hasta que poco a poco va confiando en Marguerite, en la que halla el amor de la madre que ahora no tiene a su lado, que finalmente mediante una pequeña navaja, que era su juguete preferido, logra enseñarle el lenguaje de los signos a través del contacto con las manos, a identificar los objetos, a conocer las letras y las palabras. Es el triunfo de la fuerza de voluntad, del tesón y el empeño de Marguerite frente a la testarudez de Marie al lograr superar algo que parecía imposible, en lo que tiene momentos que llegan a emocionar.
La mitad de la película se va en civilizarla, aprendiendo a vivir en comunidad, a dejarse lavar, peinar y calzar zapatos, el resto en su formación y en el destino de su educadora, enferma de los pulmones, que le enseña a comunicarse mediante los sentidos.
El Instituto Larnay continúa hoy en activo, aunque no dirigido por religiosas, y los métodos de la hermana Marguerite se siguen usando para la educación de las niñas.
Un buen trabajo de las dos actrices protagonistas Isabelle Carré como Marguerite y la debutante Ariana Rivoire como Marie, que en la vida real es sorda, que interpretan este hermoso y austero film, bellamente filmado, con delicadeza, por Jean-Pierre Améris, el director de La vida (2001) y Tímidos anónimos (2010), que realiza con acierto esta historia humana, plena de sentimientos y fe, quedando lo religioso un tanto al margen.
90'