La Navidad de Angela

Frank McCourt fue un escritor norteamericano de origen irlandés que alcanzó la fama con la publicación en 1996 de su novela Las cenizas de Angela, con la que consiguió el Premio Pulitzer y otros relevantes galardones, una historia autobiográfica sobre su infancia en la localidad irlandesa de Limerick, un tiempo en el que su familia conoció todo tipo de penalidades y miserias. La novela fue llevada al cine en 1999, y con bastante acierto, por Alan Parker. Tras dos continuaciones de esa primera novela, también de corte autobiográfico, McCourt escribió en 2007 un pequeño cuento titulado Angela and the Baby Jesus, que es la base argumental de este cortometraje.

La historia está narrada por el propio McCourt, quien nos presenta a la familia de su madre Angela, situando la acción en Limerick (el pueblo al que, tras un periplo norteamericano de varios años, la familia volvió) en 1914, cuando ya se ha desatado la Primera Guerra Mundial. En ese contexto conocemos a la familia, formada por la madre y cuatro hijos de distintas edades, todos menores de 10 años; el padre ha sido encarcelado por coger algunos trozos de carbón para calentar a la entonces recién nacida Angela (la madre del narrador, el propio Frank McCourt), así que la familia intenta salir adelante como puede. Es Nochebuena, así que los cinco van a la Misa del Gallo, pertrechados con sus humildes abrigos porque hace mucho frío; allí la pequeña Angela observa que la estatuilla del Niño Jesús está casi desnudo, y piensa que debe estar pasando mucho frío, así que se le ocurre que, cuando se marchen, se lo llevará a su casa para acostarlo en su cama y que al menos esa Nochebuena lo pase calentito. Pero, claro está, la desaparición de la figura no pasará desapercibida...

Dirige Damien O’Connor, que sigue la fecunda senda de los dos grandes directores de animación irlandeses, Tomm Moore y Nora Twomey. O’Connor no tiene todavía una filmografía prestigiosa como la de los citados, pero apunta maneras. Hasta el momento de escribir este texto tiene dirigidos cuatro cortos, siendo este el cuarto. Lo curioso es que, hasta el momento de rodar este cortometraje, siempre había hecho animación en dos dimensiones, el dibujo animado tradicional o “cartoon”, para ahora pasarse con este nuevo film al dibujo en 3D, el dibujo digital hecho con la tecnología CGI. Demuestra O’Connor buena mano para la narración, dándonos con varias pinceladas la situación de pobreza de la familia, también su modestia y honradez, y nos muestra los pequeños juegos y mínimas travesuras de los cuatro críos, con un mensaje bienintencionado, muy navideño, que habla de buenos sentimientos en Nochebuena incluso para aquellos que no son muy dados a ellos (curiosamente, el cura el menos proclive, y el policía el que más...). En este sentido, es evidente el tono candoroso y amable de una historia que, es cierto, contrasta con la dureza de la vida de la Angela del título una vez llegada a la edad adulta, historia narrada por McCourt, como queda dicho, en su novela Las cenizas de Angela. Es cierto que hay un tibio mensaje social, al denunciar que el padre fuera encarcelado por tomar unas piezas de carbón para calentar a su hija recién nacida, pero también que no es ese el tono ni la intención del film, sino hacer una agradable loa de los sentimientos navideños.

Formalmente, la película tiene una evidente vocación antropomórfica de corte realista, aunque el  movimiento de los personajes no está del todo conseguido. Los fondos, conforme a las tendencias de las últimas décadas en el “cartoon”, son muy realistas, incluso naturalistas, buscando acercarse al cine con actores de carne y hueso, con mobiliario y atrezzo de asombroso verismo.

Film agradable de ver aunque ciertamente un tanto insuficiente, nos presenta a un cineasta interesante, formalmente muy bien dotado, aunque parece evidente que necesitará historias con más calado, con más enjundia, para demostrar su talento.

(04-07-2020)