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Joachim Trier (Copenhague, 1974) es un cineasta noruego (a pesar de nacer en Dinamarca...) cuya formación cinematográfica ha tenido lugar, entre otras instituciones, en la prestigiosa National Film and Television School, sita en Beaconsfield, Reino Unido. Lo cierto es que esa exquisita formación se le nota, porque su cine, aunque todavía escaso en títulos, es siempre interesante.

Autor de varios cortos al comienzo de su carrera, su primer largo, Reprise (2006), no estrenado en España, ya pareció indicar por donde iban los tiros, historias humanas vistas de manera un tanto atravesada, buscando la originalidad no tanto en la forma como en el fondo. Oslo, 31 de Agosto (2011), adaptación de El fuego fatuo, de Drieu la Rochelle, lo presentó ya como un cineasta que dominaba continente y contenido, una historia dura y compleja, como lo fue El amor es más fuerte que las bombas (2015), y no digamos su para nosotros hasta ahora mejor película, la singularísima Thelma (2017), o, como decíamos en nuestra crítica sobre la misma, “como si Bergman filmase Carrie”.

La peor persona del mundo ya llama la atención, y tan poderosamente, en su título. Estructurada en un prólogo y un epílogo, y entre ambos doce capítulos, sigue la historia de Julie, una mujer, en torno a los treinta, en la búsqueda de su lugar en el mundo: vemos que prueba diversas ocupaciones, sin que le termine de convencer ninguna en concreto, a la par que mantiene una relación de pareja con un exitoso dibujante de cómic “underground”, Aksel, quien sin embargo da la impresión de que no es precisamente su mejor apoyo a la hora de evolucionar, y además la presiona continuamente para tener hijos, para lo que ella no se cree preparada aún. Cuando Julie conoce a otro hombre, Eivind, por el que se siente instantáneamente atraída, quizá sea el momento de emigrar hacia otra relación, hacia otra vida...

Confesamos que al principio nos costó entrar en la historia: el prólogo y los dos primeros capítulos, incluso, nos dieron la idea de titular esta crítica algo así como “Woody en Oslo”, porque veíamos concomitancias con el cine que suele hacer el famoso cineasta neoyorquino, con sus relaciones de pareja en las que tanto se habla, con diálogos ligeros aunque traten temas complejos, pero también con sus azares y carambolas. Pero esa primera impresión pronto dejó paso a otra, la de que Trier no pretende jugar en esa liga, sino en otra muy distinta, la de la mujer que busca su lugar bajo el sol, que se enfrenta, sin libro de instrucciones, a eso que llamamos vida y que con tanta frecuencia pasa mientras decidimos qué vamos a hacer con ella. En los distintos capítulos de la historia Julie habrá de enfrentarse, entonces, a la pulsión (o no) de la maternidad, a una nueva relación que la ilusiona (hasta que deje de hacerlo...), a la enfermedad y la muerte de un ser querido, a la desafección paterna que ha encontrado otra familia... pero todo ello hecho de tal manera que, ciertamente, nos resulta, en general, nuevo, con buenos diálogos de corte adulto, gente de hoy con la vida económicamente resuelta pero asediada por ese no tan etéreo concepto de la angustia existencial.

Con algunos capítulos ciertamente espléndidos, como el titulado “Cuernos”, que permite explorar creativamente los límites de la infidelidad, sin llegar a rebasarlos, aunque sus protagonistas está claro que se mueren de ganas por caer en ella, o aquel en el que la prota detiene, literalmente, el tiempo, para poder acercarse al que será su nuevo amor e iniciar una relación romántica mientras el mundo está en pausa, como esos “tiempos muertos” del baloncesto en el que el partido (aquí la vida) se detiene. Otros capítulos, sin embargo, nos parecen un tanto alargados y quizá un punto redundantes en su exposición, como aquel en el que Julie se reencuentra con su ex Aksel, que podría haberse aligerado y todos hubiéramos ganado: la película también.

Pero el conjunto es muy atractivo, una historia de búsqueda vital, en esa jungla de carambolas que es toda existencia, ese caos informe en el que, mejor o peor, nos desenvolvemos constantemente. Filmada de manera exquisita por Trier, que es uno de los mejores estilistas escandinavos (y los hay muy buenos...), la película es, a nuestro entender, una obra muy interesante con alguna irregularidad que impide, siempre a nuestro juicio, que termine de ser redonda.

Gran trabajo de la protagonista Renate Reinsve, que debutó precisamente a las órdenes de Trier en Oslo, 31 de Agosto, y que aquí realiza un fantástico trabajo, fundiéndose con su personaje y haciendo indistinguible a Julie de ella misma; el festival de Cannes lo reconoció con el Premio a la Mejor Actriz. Anders Danielsen Lie, también habitual en los films triersianos, está tan seguro como siempre, un actor que, curiosamente, también es médico, ejerciendo como tal cuando no está rodando.

La peor persona del mundo, muy merecidamente, está nominada en los Oscars 2022 en los apartados de Mejor Película Internacional y Mejor Guion, además de haber conseguido premios, entre otros, en certámenes como Valladolid, Sevilla, Vancouver y Chicago.

(18-03-2022)


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128'

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La peor persona del mundo - by , Sep 01, 2022
3 / 5 stars
Esa jungla de carambolas