Libertad salvaje

En cierto país indeterminado del África negra, que ha alcanzado recientemente su independencia de la potencia colonial europea, un líder nacionalista llega al poder, lo que provocará reacciones en contra de las clases dominantes blancas, que a pesar del nuevo estatus independiente de la nación, siguen al mando desde la sombra. Una mujer francesa, pareja sentimental del nuevo líder del país en cuestión, una vez que el presidente ha sido derrocado, será objeto de todo tipo de censuras e injurias por parte de blancos y negros...

Francis Girod fue un realizador francés (1944-2006) cuya tercera película en esa faceta fue esta Libertad salvaje, tras haber debutado unos años antes con El trío infernal, un intento (fallido, añadiremos...) de hacer una especie de biografía de un epígono de Landrú, el famoso asesino de mujeres, auxiliado por dos jóvenes hermanas con tan malos instintos como su mentor.

Con Libertad salvaje Girod cambia totalmente de escenario y temática, en una cinta con intereses políticos, colonialistas y racistas de por medio, pero con un tono maniqueo ciertamente poco aceptable, en una película donde la mayoría de los blancos son malísimos, salvo los protagonistas, claro, faltaría más...

Así las cosas, la cinta resulta sosa, aburrida, sin garra comercial ni artística, un producto en el que los personajes principales deambulan de un lado a otro sin ton ni son, con un absoluto desprecio por parte del director de las normas de la narración cinematográfica.

Por supuesto que el tema no dejaba de ser interesante, incluso original, pues son pocas las cintas ambientadas en las zonas negras del continente africano, y menos aún en esos momentos especiales que supusieron las respectivas independencias de cada país. Pero todo el buen partido que podría haberse sacado de la historia se queda en nada en las manos de un cineasta que, al menos en aquellos primeros años de su carrera, está claro que no dominaba, ni de lejos, los resortes del lenguaje cinematográfico.

En lo que respecta a otros apartados técnicos del film que comentamos, Libertad salvaje cuenta con una buena fotografía de Pierre Lhomme, que trabajó con algunos de los mejores cineastas franceses de su época (Bresson, Melville, Eustache, Claude Miller...), quien sabe sacar buen partido de los bellísimos paisajes del llamado Continente Negro. La música, original de Pierre Janssen, también se mantiene a un nivel aceptable, mientras que en la interpretación, Michel Piccoli compone un extraño personaje, mitad pistolero, mitad guardaespaldas, que no sabe quedarse a una sola carta, a pesar de lo cual el gran actor francés lo saca adelante con su buen oficio. Marie-Christine Barrault, por su parte, se esfuerza por hacer medianamente creíble el papel más bien infumable que los guionistas han escrito para ella, y en cuanto al cantante y actor Jacques Dutronc, se mantiene en su ya reconocida discreción como intérprete dramático.

(03-01-2023)