Lanzado fundamentalmente gracias al morbo de su anterior filme, Boogie nights, biografía camuflada del astro porno John Holmes, famoso por la "longitud de sus encantos", Paul Thomas Anderson consigue con esta Magnolia su hasta ahora mejor trabajo en el cine, un denso drama de historias entretejidas, una especie de Vidas cruzadas altmaniano, pero con una peculiar visión sobre la vida alucinada y alucinante de la sociedad moderna, de la sociedad urbana. Estas historias entrecruzadas irán conformando un universo, un microcosmos muy especial, en el que los personajes que pueblan cada uno de los relatos invaden los de los otros, en una afortunada intersección llevada con poderoso pulso por un cineasta al que, desde ya, le auguramos grandes éxitos.
Si me permiten la blasfemia cinéfila, Anderson es de la estirpe de Kubrick, un perfeccionista atroz tocado por la varita del genio. Tal vez Magnolia no llegue a ser la obra maestra que podría haber sido por su larguísimo metraje (tres horas largas); decía Baudelaire que había que ser sublime sin interrupción, pero ciento ochenta y tantos minutos son demasiados para ser exquisito. Pero hay mucho y buen cine en estas historias, en esta flor caleidoscópica del título, destacando entre ellas la del concurso de los niños prodigio, una feroz denuncia de la telebasura y de la explotación de la inteligencia infantil; la del viejo moribundo y su esposa desleal, que comprende en el lecho de muerte del marido cuánto le quiere; la del policía metomentodo que busca el amor de su vida, para encontrarlo en una joven yonki; la del predicador machista (magnífico Tom Cruise), escindido entre su carácter de "self-made-man" y los vínculos de sangre con un padre al que odia/ama.
Gran película, gran trabajo actoral (espléndida Julianne Moore en un difícil papel, siempre al borde de la sobreactuación) y, sobre todo, gran trabajo de dirección, con garra y nervio. Sólo un pero: la música, que con frecuencia acompaña y subraya atinadamente la fuerza de las imágenes, por momentos resulta excesiva y, lo que es peor, impide escuchar los diálogos. Y es que nadie es perfecto, como bien sabemos...
(19-08-2003)
188'