Hay una cierta tendencia en el cine actual, sobre todo en el de acción, por la cual los guionistas se creen facultados para saltarse a la torera todas las leyes de la lógica, para poner en sus historias escenas imposibles que el espectador reputa, con toda razón, inverosímiles. Pareciera como si el guionista fuera Supermán, capaz de cualquier cosa con sus superpoderes, y lo que es peor, capaz de creer que sus personajes también tienen esas atribuciones. El cine de acción tiene tendencia a lo increíble, pero llega un punto en el que lo impactante se vuelve imposible, y entonces ya no funciona.
Algo de eso ocurre con esta fallida Noche y día, más bien improbable maridaje entre géneros acaso tan dispares como la acción y la comedia, con un agente secreto en rebeldía, una pánfila que se ve metida en medio del fregado y cómo ambos habrán de salir de semejante embrollo. El espía parece el Ethan Hunt de Mission: Impossible (incluso tiene su misma jeta, la de Cruise, qué cosas…), pero en plan cachondo, sin su neura depresiva. Pero el conjunto no funciona: los bruscos giros argumentales suenan a falsos, las escenas de acción abusan de la infografía, de esa infografía que se nota, que es la peor (y eso que se han gastado más de cien millones de dólares en la producción del filme; claro que Cruise y, en menor medida, Diaz, se habrán llevado la parte del león), y la historia es de tebeo malo, con un MacGuffin en forma de pila (sí, como la del conejito de Duracell, pero a lo bestia) y malos de opereta como el traficante de armas ¡español!
Un aparte obligado: no me voy a meter con los disparates socio-culturales del filme, como situar en Sevilla los muy pamploneses sanfermines, o hacer desfilar por las calles gigantes y cabezudos, cosa que en esta ciudad no ha habido nunca (bueno, cabezudos sí que hay algunos, pero de carne y hueso, no de cartón…); no estaría de más un poco de asesoramiento, más que nada porque los que creen que esto ayuda al turismo quizá no tengan en cuenta que los foráneos que vengan a Sevilla buscando los toros por las calles se llevarán un chasco de cuidado.
Uno no es refractario a la especie, suficientemente argumentada, de que el cine no es la realidad, o no tiene por qué serla. Se puede re-inventar la historia, como hizo Tarantino de forma notable en Malditos bastardos, pero a lo mejor es más difícil re-inventar la geografía y la cultura. Ya otro título cruiseano, Mission: Impossible 2, incidía en dislates tales como mezclar las Fallas valencianas con las cofradías sevillanas, llegando incluso a hacer creer que este pueblo quemaba sus efigies religiosas.
Es posible que en cine casi todo valga: lo que no vale es la chapuza, y en esa James Mangold se ha mostrado un maestro. Ya nos pareció, en su muy sobrevalorada CopLand, que este Mangold amagaba más que daba, y este Noche y día lo confirma. La gente, que no es tonta, parece que tampoco se ha tragado el anzuelo, y el filme está cosechando unas taquillas bastante inferiores a lo previsto; pues nada, a ver si nos ponemos las pilas (aunque no sea la del MacGuffin de la película) y nos dedicamos a hacer cine bueno, ya verán como el personal responde…
(22-07-2010)
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