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CINE EN SALAS

La figura de Elvis Presley, uno de los nombres fundamentales del siglo XX, y sin el que no se explicaría el mundo actual, ha sido objeto de múltiples versiones fílmicas, bien dramatizadas, bien documentales. Entre las primeras recordaremos la reciente de Baz Luhrmann, titulada precisamente Elvis (2022), que buscaba ser (y quizá no estuviera lejos de conseguirlo) el biopic definitivo sobre el mítico cantante de Tupelo. También se han hecho otras películas en las que lo que aparecía era la influencia o la huella de Presley en la sociedad mundial durante la segunda mitad del siglo XX, como Elvis & Nixon (2016) o El último Elvis (2012).

Faltaba quizá la visión desde el interior de la pareja conyugal del mito, la visión de Priscilla Presley, que se casó con Elvis en los años sesenta, le dio su única hija, Lisa Marie (por cierto, fallecida a principios de 2023), y se divorció del célebre cantante en los setenta; en puridad no faltaba, porque sobre el libro Elvis and me, del que fue autora Priscilla, publicado en 1985 por Berkley en Estados Unidos, ya se hizo una versión televisiva, titulada igual, allá por 1988, pero ciertamente sin mucha relevancia ni significación.

No se puede decir lo mismo de esta versión cinematográfica, con Sofia Coppola a los mandos, la talentosa hija de Francis Ford Coppola, el famoso cineasta que también coproduce a través de su American Zoetrope. Sofia tiene en su haber varios films de interés, como Las vírgenes suicidas y, sobre todo, Lost in translation, toda una película de culto, y se esperaba con interés esta versión suya del mito a través de la mirada de su mujer.

La película, narrada en tercera persona pero siempre con Priscilla Beaulieu (nombre de soltera de la futura Priscilla Presley) en el centro de la historia, narra la forma en la que ambos se conocieron, en Alemania, mientras Elvis hacía el servicio militar y Priscilla, aún una adolescente, vivía con sus padres, siendo el padre (padrastro, mejor dicho) un oficial destinado en la misma base de Wiesbaden. Según la película, Elvis mostró desde el primer momento una gran atracción por la joven, aunque no llegaron a tener relaciones íntimas completas hasta mucho después, según se cuenta. Pero pronto veremos que las continuas giras de Elvis, sus romances, reales o inventados por las productoras para darle publicidad, y el carácter volcánico y volátil por parte del cantante, harán que la inicial felicidad de la chica se torne en hastío y desdicha.

Lo cierto es que, en nuestra opinión, el film dista de dar en la diana. A ver, se entiende lo que probablemente ha querido hacer Sofia Coppola, la radiografía del tedio que supuso para Priscilla vivir con un mito como Elvis, un mito más grande que la vida y a cuyo lado ella siempre estuvo en la sombra, como el reposo del guerrero que se decía antes, una muñequita que le esperaba en casa sin nada que poder aportar a la vida en común, mangoneada por el entorno del ídolo, mayormente el padre; y eso que no aparece en la película, aunque Elvis le alude en varias ocasiones, el famoso “coronel” Parker, su mánager prácticamente durante toda su carrera, y villano antagonista (con las facciones del gran Tom Hanks) en la antes mentada Elvis de Luhrmann.

Pero esa radiografía del tedio, que quizá está inspirada en la famosa cinta de Chantal Akerman Jeanne Dielman, 23, quai du Commerce, 1080 Bruxelles (1975), considerada en 2022 por la prestigiosa revista Sight & Sound como la mejor película de la Historia del Cine (por votación de 1.600 especialistas), lo cierto es que, lejos del tono hipnótico de las repetidas tareas del hogar del film de la cineasta belga, aquí lo que tenemos es puro y duro aburrimiento, asistiendo a las idas y venidas de Elvis, a sus sesiones de “petting” antes de casarse (qué trabajito cuesta creerse que Presley, tan rijoso, se contuviera en la cama con la adolescente...), a sus giras, a los celos lógicos pero también pato-lógicos de una Priscilla preterida, postergada, relegada a un papel subsidiario (cuando no inexistente) en el hogar de los Presley, en esa Graceland que sería la casa familiar desde que el famoso cantante saltó a la fama.

Aburrida, inconsistente, irrelevante... todo ello le vale a la película, como al propio papel de Priscilla en ese maremágnum de la familia Presley en lo que todo giraba en torno a Elvis. Además, fiel a esa mirada “desde Priscilla”, Coppola prescinde deliberadamente de ofrecernos canciones del mito, de tal manera que apenas si hay alguna canción, y no completa, cantada por Elvis. Porque a Coppola lo que le interesa es la mirada de ella, y eso está muy bien, pero también lo estaría que la película tuviera más intensidad, más chicha, algo más que el hastío de la esposa ante la figura inasible del marido celebrado por todos, pero para el que ella, aparte de los arrumacos de rigor, era solo un cero a la izquierda. Por no hablar de los brutales comportamientos que se gastaba el de Tupelo cuando se le ahumaba el pescado, como se dice en mi tierra (bueno, aquí decimos “cuando se le ajumaba er pescao”...), con volcánicas, irascibles reacciones viscerales que, ciertamente, no lo dejan precisamente bien. Ello con independencia de que, como ya hemos dicho, Elvis cambió, con sus canciones, el mundo, y eso no hay quien lo mueva.

Decepción, entonces, en este biopic visto desde la perspectiva de la mujer del mito, pero cuya plasmación cinematográfica ha distado (siempre a nuestro parecer, por supuesto) de ser la adecuada. Esperamos que los futuros empeños de Sofia Coppola nos devuelvan a la cineasta lúcida de sus mejores películas: esta, nos lo tememos, no se puede incluir entre ellas...

Esforzado trabajo de la joven Cailee Spaeny como Priscilla, a la que ya hemos visto en algunos títulos apreciables como Una cuestión de género, El vicio del poder y la serie The First Lady, y que aquí ciertamente se entrega totalmente. Menos afortunado nos parece Jacob Elordi como Elvis, y no solo por su excesiva altura (1,93, nada menos, bastante más que el personaje al que interpreta), sino porque en ningún momento nos lo terminamos de creer como el ídolo que movió masas: Elvis era cualquier cosa menos un chico más o menos corriente como este Elordi que, ciertamente, tiene el mismo carisma que una almeja...

(21-02-2024)


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113'

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Priscilla - by , Feb 21, 2024
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La mujer del mito