Pelicula:

Al final de su vida artística, Clint Eastwood como director se está especializando en un cierto tipo de cine que rememora hechos históricos casi siempre relacionados con personajes que tuvieron una heroicidad controvertida. Se habló en su momento de la Trilogía del Héroe Americano, pero lo cierto es que con esta Richard Jewell se ha alcanzado ya la categoría de tetralogía. Pero esas cuatro películas que tratan el tema, lejos de ser la típica patriotada yanqui, presentan recovecos que hacen ver zonas de sombra tanto en los héroes en cuestión como en su presentación ante la opinión pública.


Así, El francotirador (2014), quizá el film que más se aproximaría al ideal heroico americanista, con su tirador de élite que mató a más de 150 personas en la guerra de Irak, sin embargo nos presenta a un hombre ensimismado, cerrado sobre sí mismo, incapaz de tener una vida familiar, conyugal, amistosa al uso: una persona encenagada en su laberinto, un mundo que se abre y se cierra en el microcosmos de una miríada de cabezas a las que reventar desde detrás del punto de mira. Tampoco Sully (2016) era precisamente complaciente; aunque el héroe contaba con todas las de la ley para serlo según los cánones patrioteros USA (un piloto cincuentón que salvó, gracias a su pericia, a ciento y pico de viajeros y tripulantes al aterrizar en el río Hudson, en pleno Washington, cuando le falló un motor al despegar), sin embargo la forma en la que la propia administración trató a este hombre bueno y cabal que hizo lo correcto aunque fuera de manera heterodoxa, nos planteaba la imagen de un héroe entregado a la duda de si realmente había hecho lo adecuado, de si no debería haber actuado conforme al protocolo fijado para esos casos, un hombre que dudaba de sí mismo.


En cuanto a la tercera pata de esa trilogía que ahora se ha convertido en tetralogía, 15:17 Tren a París (2018), la más endeble de las tres, nos presentaba a tres auténticos garrulos, a tres patanes que, eso sí, hicieron un alarde de valentía para reducir, en el tren del título, al terrorista imbécil (perdón por la redundancia...) de turno que pretendía reventar el convoy. Que tres descerebrados fueran capaces de un acto de heroísmo, salvando la vida de los cientos de personas que viajaban en el ferrocarril, no deja de ser también una peculiar forma de ver al héroe americano, que aquí es valiente pero lerdo, tres idiotas integrales que, sin embargo, dieron el do de pecho cuando fue necesario.

Así que Richard Jewell no anda demasiado lejos, porque lo que nos cuenta Eastwood en este (en el fondo) nuevo cuento moral, es la historia verídica de la persona cuyo nombre da título al film, un tipo que, siendo “segurata” allá en las Olimpiadas de Atlanta de 1996, dio la voz de alarma cuando descubrió un paquete sospechoso en un evento musical vinculado a los Juegos. Ese gesto, que salvo muchas vidas aunque hubo un buen número de heridos e incluso dos muertos, y que en principio le catapultó a la fama como el héroe anónimo que era, sin embargo poco después, por una denuncia excesiva de un antiguo superior, y una actuación marrullera de una reportera sin escrúpulos (y un agente del FBI de bragueta fácil, desde luego), se convirtió en el sospechoso número uno de haber montado el numerito para aparecer como héroe salvador. El calvario que este pobre diablo, con sesenta o setenta kilos de más, treintañero que seguía conviviendo con su madre, sin una vida real más allá de su obsesión por la ley y por convertirse en miembro de las fuerzas de seguridad, fue a todas luces insoportable. El asesoramiento que su abogado, el irascible Watson Bryant, le procuró, le salvaría de ser empapelado por una administración de seguridad (el todopoderoso FBI) deseoso de echar el muerto rápidamente al más tonto del lugar y ponerse la medalla.

Richard Jewell no forma parte, a nuestro juicio, de las mejores películas de Eastwood como director (hablamos, claro está, de Bird, Sin perdón, Los puentes de Madison, Un mundo perfecto, Mystic River, Million Dollar Baby, J. Edgar), pero desde luego sí que es una buena película. Contada a la manera clásica (el propio Eastwood es quizá el último gran clásico del cine norteamericano), con un ritmo narrativo impecable, la historia toma partido por este tipo que, ciertamente, era un botarate, pero que realmente, en su manía por la seguridad, salvó muchas vidas, y a quien el Estado, con su inmenso poder, quiso hundir en la iniquidad para salvar su propio culo; vale decir su incompetencia para evitar que sucediera la masacre y para encontrar al culpable.

Esa denuncia de la felonía de los poderes públicos contra uno de sus ciudadanos, que además, para más inri, actuó precisamente para minimizar los daños, convierte a Richard Jewell en un hermoso film, valeroso, corajudo, una nítida apuesta por la causa de la libertad, recordándonos hasta qué punto la gente corriente tiene que estar siempre vigilante para que el gobierno, cualquier gobierno, no utilice los inmensos recursos de que dispone para machacar a cualquiera que se oponga a sus designios o, como en este caso, que estuviera en el lugar inadecuado en el momento menos oportuno.

Film entonces libre y feroz contra los malos (aquí el FBI, pero también la inicua prensa que busca incesante el amarillismo atroz que solaza al populacho y destroza vidas y haciendas), Richard Jewell, como decimos, no alcanza la altura sobrenatural de las grandes películas eastwoodianas, pero queda como una notable obra, fresca y bien trenzada, sobre la tragedia de un gordo que solo quería ser policía y cómo fue machacado por extremar su celo profesional.

Muy buen trabajo del protagonista, el actor generalmente cómico y monologuista Paul Walter Hauser, que hace toda una recreación de aquel tipo curioso, en puridad un majadero, pero un majadero que hizo lo correcto. Y gran composición también de Sam Rockwell, uno de nuestros secundarios favoritos, que aquí se funde con su personaje, un abogado tirando a atrabiliario, pero que supo hacer lo necesario para que al pobre infeliz que tenía a su cargo no lo empapelaran para los restos. También muy bien Kathy Bates, como siempre, pero eso no es novedad...

(03-01-2020)


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131'

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Richard Jewell - by , Jan 03, 2020
3 / 5 stars
La tragedia del gordo que quería ser policía