Pelicula:

La historia del rodaje, estreno y conservación hasta nuestros días de Sierra de Teruel es casi tan interesante como la película misma. El intelectual francés André Malraux, uno de los grandes nombres de la cultura occidental del siglo XX, se unió a partir de 1936 al bando republicano en la Guerra Civil Española, fundando una escuadrilla de aviones, dentro de las Brigadas Internacionales, que luchó esforzadamente por restablecer el gobierno de Madrid y contra la rebelión nacionalista comandada por el general Franco. Tras quedar disuelta la escuadrilla por las continuas bajas de sus miembros en combate, el gobierno republicano pide a Malraux que pase a gestionar la propaganda internacional para ayudar a su causa, y el escritor prepara entonces el rodaje de esta Sierra de Teruel, basada en un episodio de su novela L’espoir; el rodaje, muy accidentado, tendrá lugar fundamentalmente en Cataluña durante dos años, hasta que, al caer Barcelona, la filmación, a falta de 11 de las 39 secuencias previstas, se corta abruptamente. El equipo pasa a Francia, donde ruedan algunos planos de continuidad para dar cierta coherencia a lo rodado, y se monta. Aunque se estrena en 1939 en el país vecino, el nuevo régimen de Franco, ya victorioso, presiona al gobierno galo para que prohíba el filme, consiguiéndolo. Posteriormente, con la invasión nazi, la mayor parte de las copias de la película son destruidas, menos una que aparece en 1945, gracias a la añagaza de guardarla en una bobina con un título diferente. Prohibida en España, no se pudo estrenar aquí hasta 1978, tres años después de la muerte del dictador.

Debe tenerse en cuenta que el hecho de que Sierra de Teruel sea una película inconclusa (quedó por rodar casi un treinta por ciento de sus secuencias) influye poderosamente en la inevitable incoherencia de la trama, en la que las escenas se suceden a veces sin que exista la debida concatenación. Dicho esto, hay que decir que, no obstante, lo que se rodó, con el montaje que se pudo hacer, tiene una fuerza inusual.

La acción se sitúa en Teruel, en la España de 1937, en el segundo año de la Guerra Civil; en ese contexto, a una escuadrilla de pilotos republicanos se le encarga la voladura de un puente que debe servir para dificultar el avance de las tropas franquistas en Aragón…

No era Malraux un hombre de cine. De hecho, Sierra de Teruel fue su primera y única película como director. Aún así, hay varias escenas que lo muestran como un hombre que, de haber continuado en esa faceta artística, podría quizá haber alcanzado el renombre que consiguió como novelista. Así, en una de las primeras escenas dos milicianos republicanos embisten de frente a un cañón franquista: el choque de ambas máquinas está subrayado en el montaje por una bandada de pájaros que parecen levantar el vuelo despavorido, como una metáfora de la muerte de los dos hombres que han sacrificado su vida por la causa; más tarde, cuando el avión republicano consigue destruir el puente pero es alcanzado por la artillería antiaérea rebelde, veremos una imagen inusual en la época, un plano subjetivo desde dentro del propio avión al caer y estrellarse contra una formación rocosa; en el último tercio del filme asistiremos a la recreación de un hecho real, la bajada por las laderas de las montañas de los muertos y heridos en la acción de la voladura del puente, los militares del avión estrellado, a hombros de todo un pueblo que, de esta forma, rendía sentido homenaje a quienes habían arriesgado por ellos sus vidas (y, en algunos casos, las perdieron), escena de gran impacto épico y emocional, como una gigantesca cadena que transportara los cuerpos inanimados o heridos a lo largo de los enrevesados caminos de las faldas de la montaña.

Filme entonces con inevitables deficiencias ajenas a su la voluntad y a la creatividad de Malraux y su pequeño equipo, esos virtuosos destellos cinematográficos, junto a la propia peripecia del filme hasta llegar a nuestros días, y el hecho insólito de que un intelectual de la talla del escritor galo se involucrara en él de forma absoluta, torrencial, le confieren un viso de prestigio, una aureola de película mítica que, sin duda, merece.

A reseñar que el escritor hispano-mexicano Max Aub tuvo mucho que ver en la película, ayudando tanto en la traducción del guion al español como en todo lo relativo a la accidentada producción, implicándose al máximo en el empeño. Entre los actores (pues como buen filme bélico no hay actrices: el género, hasta hace relativamente poco, era terriblemente misógino) cabe destacar a Andrés Mejuto, que estuvo con Lorca en La Barraca y tuvo que exiliarse en Argentina al acabar la Guerra Civil, no pudiendo volver a su país hasta casi veinte años después; y Julio Peña, que sí pudo continuar trabajando en España; en esta película, curiosamente, su personaje es extranjero, francés por más señas.


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Género

Nacionalidad

Duración

88'

Año de producción

Sierra de Teruel - by , Sep 02, 2017
3 / 5 stars
Un título justamente mítico