El peligro nuclear fue un tema que, intermitentemente, apareció en la cinematografía norteamericana hasta la caída del Muro de Berlín, ya fuera en su vertiente más espectacular, con películas que tratan de las confrontaciones atómicas, como El día después, o en su faceta más cotidiana, relacionada con las industrias que manipulan elementos radiactivos, como en El síndrome de China o esta Silkwood, basada en un hecho real ocurrido en una localidad yanqui, en una fábrica de componentes altamente peligrosos, en la que trabaja una mujer, Karen Silkwood, que toma conciencia de lo arriesgado de su trabajo y comienza a investigar sobre lo que de verdad se esconde tras su empresa.
Silkwood es, por tanto, un híbrido entre el film de denuncia antinuclear y la hagiografía de una sindicalista. Ambos temas no son precisamente caros al sistema USA, y menos aún cuando se rodó esta película, en pleno reaganismo rampante. El director, Mike Nichols, es uno de los pocos cineastas americanos con pedigrí de progresista, y se nota que se siente a sus anchas en el drama social. Supo insuflar a su película un aire de realismo poco común, una fuerza trágica que presagiaba el triste destino de la protagonista.
Meryl Streep vuelve a brillar con luz propia en este retrato de una mujer y su evolución desde una posición de pasotismo hasta una de total compromiso. Fue justamente nominada al Oscar, aunque esta vez no lo consiguió. El film fue candidato a otras cuatro estatuillas, pero se quedó sin ninguna; y es que el tema era lo suficientemente espinoso como para que ni siquiera la liberal Hollywood lo premiara con sus más preciados galardones... Además de la diva Streep (entonces todavía en los comienzos de su dilatada carrera) destaca Cher, en un papel, el de lesbiana, por aquel entonces bastante poco frecuente en el cine norteamericano (y en cualquier otro, para qué vamos a decir otra cosa…).
(11-07-2009)
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