Pelicula:

CINE EN PLATAFORMAS


ESTRENO EN NETFLIX


Makoto Shinkai en uno de los más polifacéticos e interesantes directores de anime del Japón actual; además de desempeñarse en esa tarea, Makoto es novelista gráfico, guionista, montador, director de fotografía, por supuesto animador y dibujante, productor y hasta actor de voz. Dentro del universo del manga “serio” (para entendernos, el no destinado especialmente al público infantil, tipo Doraemon y similares) Shinkai es un firme aspirante a convertirse en heredero de Hayao Miyazaki, el cineasta japonés de anime adulto por excelencia, el gran director, productor y fundador del mítico Studio Ghibli. Es cierto que a Shinkai le falta todavía una cierta capacidad sintética, porque sus pelis suelen tener más metraje del debido, y también más concreción temática, porque tiene alguna tendencia a la dispersión, pero sin duda sus películas son lo suficientemente atractivas, incluso temática y estéticamente fascinantes, como para que sea tomado muy en serio como uno de los más que probables legatarios de la fantástica (en todos los sentidos...) herencia de Miyazaki y sus colegas de Ghibli.

Suzume, cuyo título original japonés, Suzume no tojimari, se podría traducir como “Suzume, la cerradora de puertas”, se ambienta en el Japón actual. Conocemos a la Suzume del título (que debe pronunciarse como si fuera una palabra aguda, acentuando fonéticamente, que no gráficamente, la última sílaba), una adolescente próxima a la mayoría de edad; nos enteramos de que, siendo una niña de apenas 4 años, perdió a su madre en el tsunami que asoló al país en 2011, estando desde entonces a cargo de su tía, que tiene ciertos problemas de relación con ella, porque en el fondo la chica nunca ha llegado a superar la pérdida de su progenitora, con la que tiene sueños recurrentes. Un día, mientras va a la escuela, se encuentra con un chico misterioso que le pregunta por unas ruinas en las que hay una puerta; se lo indica pero, tras dejarlo atrás, le pica la curiosidad (también influye que el chico le parece extremadamente guapo...) y acude ella también a esas ruinas, abriendo una puerta que hay en medio de una especie de estanque. Pero esa puerta abierta precipita la entrada en este mundo de algo que debía quedarse en el suyo...

Podría decirse que, mientras el cine de Ghibli trata de temas fantásticos en los que Miyazaki y sus colegas imbrican historias humanas de toda laya, en Shinkai hay también elementos fantásticos pero siempre en un contexto relativo a traumas individuales, que pueden llegar a ser (y con frecuencia lo son) colectivos. En Makoto, además, la fantasía es de una exuberante creatividad, no solo formal (Suzume es de una belleza plástica surreal, sobrecogedora...), sino sobre todo de fondo, como hemos podido comprobar en algunas de sus películas anteriores, como Your name (2016), en la que dos adolescentes “vivirán” cada uno en los sueños del otro, o en El tiempo contigo (2019), donde la chica coprotagonista tiene la rara facultad de hacer salir el sol a voluntad, que ya es rara facultad, sí... Por supuesto, no estamos hablando de pelis con superhéroes y sus correspondientes superpoderes, esa vaina, sino que los personajes de Shinkai tienen extrañas habilidades como consecuencia de antiguos traumas que afloran de esta manera, quizá para hacerles más fácil poder afrontar su pasado. En esta Suzume, el dolor por la pérdida del ser más amado de la protagonista, su madre, se canalizará a través de esa rara facultad de la chica para descubrir, junto a otro muchacho, los oscuros presagios de fuerzas innominadas, en esa atávica lucha entre Bien y Mal que se remonta al principio de los tiempos. Una lucha en la que la protagonista habrá de no solo dar el salto de la adolescencia a la madurez (alguna vez habrá que estudiar la importancia del audiovisual en la comprensión de ese doloroso tránsito desde los dulces terrenos de la infancia a los procelosos de la edad adulta), sino, sobre todo, enfrentarse por fin a su duelo, cerrar la página más dolorosa de su existencia para ser capaz de encarar el resto de ella con el recuerdo de la pena, pero sin que ésta la incapacite para vivir.

Película que inteligentemente tira por elevación (como también lo hacía Your name, y, en cierta medida, El tiempo contigo) y trasciende hacia los terrenos de los miedos primordiales de Japón (esos continuos terremotos, ese tsunami que arrasó el país en 2011, esas dos únicas bombas atómicas detonadas en la Historia sobre poblaciones humanas, Hiroshima y Nagasaki, precisamente en su país), la nueva cinta de Makoto, sin embargo, como le sucede a buena parte de su obra, tiene sus mismos defectos, un metraje excesivo (siendo el montador el propio Shinkai, debería saber que, también en esa disciplina, “menos es más...”) y una cierta inconcreción que hace que la película divague con algunos personajes secundarios de los que podría haberse prescindido, como el amigo estudiante del protagonista, que no aporta gran cosa a la trama, más allá de ser el conductor del vehículo que permite a Suzume llegar a su último destino.

Son, sin embargo, “peros” menores, porque el film ciertamente es sugestivo y con frecuencia subyugante, en especial en los pasajes en los que las puertas a otros mundos se abren y se entrevén otros universos, casi un “aleph” borgesiano donde todo es posible: incluso que la protagonista se encuentre a sí misma cuando era niña pequeña, en el apocalíptico paisaje del descomunal tsunami de 2011, cuando todo empezó a ir mal en su vida.


Por otro lado, llama la atención en la nueva película de Shinkai cosas tan peculiares como, en la forma, el evidentemente premeditado contraste entre los paisajes interiores y exteriores de la historia que se nos narra, paisajes de un hiperrealismo exacerbado, llevado al límite, hasta el punto de que pudiera parecer en algunos momentos que son reales, no pintados, y los personajes, dibujados conforme al modelo tradicional impuesto hace tantos años por “cartoons” míticos como el de la serie Heidi, aunque más estilizados, pero, aunque antropomórficos, premeditadamente sin buscar la absoluta perfección de los paisajes, reproducidos con minuciosidad de relojero. Otra de las curiosidades es la aparición, de nuevo, de gatos en la trama, animal por el que Makoto debe sentir devoción, porque rara es su película que no cuenta entre sus personajes de cierta relevancia (aquí de bastante, por no decir mucha relevancia...) con uno o más felinos domésticos, aunque el cineasta japonés no se limita a hacerlos aparecer como meras mascotas, sino que ellos también suelen tener facultades excepcionales, como es el caso también aquí, facultades que influirán significativamente en el desarrollo de la trama.

Obra hermosa aunque aquejada de cierta irregularidad, Suzume, la historia de esta cerradora de puertas (y no solo las que dan a otros mundos, también las normales de éste, quizá intentando aislarse de esa vida exterior que le resulta tan difícil de afrontar sin haber resuelto su doloroso trauma interior), resulta ser una sugestiva película que confirma que hay vida (y talento) más allá de Miyazaki, al que, por cierto, Shinkai se permite un bonito homenaje al llamar así a una de las localidades (ficticia, en este caso) en las que se desarrolla parte de la historia.

(19-04-2023)


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122'

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Suzume - by , Apr 22, 2024
3 / 5 stars
La cerradora de puertas