Pelicula:

Un funcionario del Estado italiano, destinado en el Departamento de Pensiones y Jubilados, tiene depositadas todas sus esperanzas en su hijo, tenedor de libros. Tras muchos esfuerzos consigue recomendarlo para unas oposiciones oficiales, pero el mismo día de los exámenes su hijo muere acribillado al ser cogido entre dos fuegos por asaltantes de banco y policías...

Mario Monicelli fue un veterano realizador del país de las pizzas que demostró sobradamente su capacidad para hacer buen cine. Tras la muerte de los grandes monstruos del cine italiano, Vittorio de Sica, Luchino Visconti, Pietro Germi, Pier Paolo Pasolini y Roberto RosseIlini, se revalorizó el papel de realizadores como Monicelli, Luigi Comencini y Ettore Scola, entre otros. Pero, aunque Monicelli era un cineasta con evidentes cualidades y buen oficio, parece claro que no fue un “autor” en el sentido del término que le atribuyó André Bazin.

En Un burgués pequeño, muy pequeño, Monicelli ensaya con cierta fortuna la fórmula del esperpento descafeinado y el humor negro y corrosivo. El film tiene dos partes bien diferenciadas: la primera abarca hasta poco después de la muerte del hijo del funcionario, cuando Giovanni Vivaldi, que así se llama éste, descubre al asesino. Durante ese tiempo Monicelli realiza un interesante trabajo a costa de las grotescas situaciones a las que se ve arrastrado Vivaldi, el funcionario, a fin de obtener los favores de sus compañeros para las oposiciones de su hijo. Así, resulta regocijante la escena del ingreso de Vivaldi en la masonería, o la entrevista del protagonista con su jefe para presentarle a su hijo. Este buen pulso, sin embargo, decaerá durante la segunda parte, en la que Vivaldi tomará cartas en el asunto del asesinato de su hijo.

Parece que en esta segunda mitad del film Monicelli perdiera los papeles, que no supiera que contarnos, y sobre todo cómo contarlo, lo que no deja de ser raro en un cineasta tan fogueado en decenas de películas. Las secuencias se alargan sin fundamento y todo termina en un congelado que parece indicar que la venganza no va a parar ahí. Algo que si hay que agradecerle a Monicelli es que no tome partido por ninguna de las dos posturas: el realizador se abstiene de juzgar si la conducta del funcionario con respecto al  asesino de su hijo es justa o no, sino que lo deja al criterio del espectador.

Punto y aparte merece la interpretación de Alberto Sordi, actor desafortunadamente desaprovechado en muchos films de poca monta, que aquí sin embargo tiene ocasión de lucir sus grandes aptitudes actorales. Buen trabajo también el de Shelley Winters, en un papel nada fácil y poco agradecido. Fotografía, ambientación y música guardan una altura aceptable dentro del conjunto del film, a medio camino entre la comedia de costumbres, la comedia social y el thriller.

(19-02-2022)


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122'

Año de producción

Un burgués pequeño, muy pequeño - by , Feb 19, 2022
2 / 5 stars
Esperpéntica comedia entreverada de thriller