Aunque es frecuente que películas y series de éxito promuevan otros productos audiovisuales evidentemente deudores de ellas, generalmente muy inferiores a sus originales, lo cierto es que también a veces esa inspiración (por llamarla de alguna manera) da buenos resultados. Es el caso: la serie surcoreana Kingdom nos parece partir de una doble y poderosa influencia: por un lado, los productos cinematográficos y televisivos sobre la temática de zombis, suponiendo un apocalipsis en el que los muertos vuelven a la vida, un asunto que en cine quizá fuera Jacques Tourneur quien primero lo pusiera en imágenes en Yo anduve con un zombi (1943), aunque quien realmente le dio carta de naturaleza fue George A. Romero con su mítica La noche de los muertos vivientes (1968), que estableció las pautas fundamentales sobre las que después ha discurrido el subgénero. Hay una larguísima filmografía en cine y televisión sobre el asunto, aunque en este siglo XXI quizá el título de referencia, por influencia, alcance y dilatada trayectoria sea la serie televisiva The walking dead. Por otro lado, Kingdom también nos parece que tiene evidentes referencias a otra de las series de culto de nuestro tiempo, quizá “la” serie de culto por excelencia, la célebre Juego de Tronos.
De ambos títulos tiene Kingdom, y, a pesar de ello posee una evidente personalidad propia, no parece en ningún momento una propuesta seguidista de esos referentes. La acción se desarrolla en la antigua Corea, durante la dinastía Joseon que reinó en el país a lo largo de cinco siglos; en concreto, la acción se centra en el siglo XVI. En ese contexto, el monarca está gravemente enfermo. Su primer ministro, líder de una de las familias más importantes, ha casado a su hija con el rey para asegurarse que el futuro real estará en manos de su clan. La reina consorte está embarazada, y su plan es que el niño que nazca sustituya al príncipe heredero, Chang, ya adulto, fruto de un matrimonio anterior. El primer ministro necesita que el rey no muera antes de que su hija dé a luz, para garantizar su plan, por lo que exige a un famoso médico que ya tuvo anteriormente a su servicio que le administre al monarca la llamada “flor de resucitación” o “flor reviviscente”. El fármaco lo devuelve a la vida cuando muere, efectivamente, pero convertido en una fiera sedienta de sangre. Entre tanto, el príncipe heredero marcha hacia una de las zonas del país donde se dice se ha desatado una extraña epidemia; en efecto, en un pequeño pueblecito los muertos reviven y atacan a los vivos...
Kingdom es, como queda dicho, una serie con evidentes referencias a Juego de tronos, de la que toma el complejo entramado de las distintas facciones que buscan el poder, y a The walking dead (en puridad a cualquier serie o película de estas características), de la que toma el surgimiento de una pandemia de colosales proporciones y efectos devastadores, en la que los vivos habrán de intentar no sucumbir ante los muertos no-muertos, para no terminar ellos también muertos y, consecuentemente, no-muertos... Extraño calambur, sin duda, pero estimamos que perfectamente entendible.
Tiene la serie surcoreana una excelente factura, en una historia que, aunque no sea precisamente demasiado original, sí está contada con sutileza y buena mano, dando pie a todo tipo de historias y esquejes argumentales colaterales: el fiel servidor del príncipe, que sin embargo guarda un oscuro secreto; la doctora que descubre el alcance de la enfermedad producida por la flor reviviscente; el arcabucero traumatizado por los seres queridos que tuvo que dejar atrás; el sobrino del valido, un pamplinas que, sin embargo, evolucionará hasta hacerse una persona cabal, gracias al amor que siente por una plebeya... Un buen número de historias colaterales, bien imbricadas en la central, que no es otro que la pugna por el poder entre el honesto príncipe heredero, siempre al lado de su pueblo, y el primer ministro, que busca perpetuar a los suyos en el mando del reino, en su mismísima cúspide, para su propio beneficio y solaz.
Kim Seong-hun es el creador de la serie y director de la mayor parte (7) de los 12 capítulos que componen las dos temporadas de la misma. Kim es un cineasta de vocación un tanto tardía; nacido en 1971, su primera película sin embargo data de 2006, cuando ya tenía 35 años. Desde entonces ha hecho tres largometrajes de ficción, siendo A hard day (2014) y, sobre todo, Teo-nol (2016), los más conocidos y celebrados. Con Kingdom revalida su tarjeta de presentación como un cineasta seguro, solvente, con capacidad para una puesta en escena creativa pero sin subrayados.
Así las cosas, Kingdom se constituye en un estimulante y atractivo producto audiovisual que puede interesar fundamentalmente a los amantes del género de terror, en especial a los que gustan del subgénero de zombis, pero también a aquellos otros que, sin especial interés por ese subgénero (pero con buen estómago para aguantar las inevitables casquerías que, según parece, hoy día lleva aparejadas el mismo), tienen aprecio por el cine histórico o metahistórico con conspiraciones varias cuyo objetivo sea hacerse con el poder; mejor dicho, con el Poder…
En el elenco artístico nos gusta mucho el protagonista, Ju Ji-hoon, que representa con donosura y buen tino el personaje del príncipe, un hombre íntegro y cabal, un auténtico servidor público en una época (sí, también en esta que estamos ahora…) en la que esa era una auténtica rara ave… Ju ya estuvo en uno de los títulos anteriores del director, como también la coprotagonista, Bae Doona. Pero quizá el más interesante sea el personaje del villano, que interpreta con mirada hipnótica y maneras veladamente amenazantes el veterano Ryu Seung-ryong, al que ya vimos en Psychokinesis (2018).