Serie: La Mesías

ESTRENO EN MOVISTAR+


Definitivamente, Los Javis (como son conocidos popularmente Javier Ambrossi y Javier Calvo), actores, directores, guionistas y productores, están creciendo como artistas, y bien que nos alegramos. Desde su inicial, curiosa pero titubeante, La llamada, que en 2017 llevó al cine el espectáculo musical homónimo que fue el acontecimiento de aquellos años en Madrid, hasta la serie Paquita Salas (con 3 temporadas cuando se escriben estas líneas, y perspectivas de seguir engrosando su número), pasando por la miniserie Veneno, la tendencia en su obra nos parece ir claramente a mejor, constituyéndose en una especie de nietos putativos de Almodóvar, con el desparpajo de los primeros títulos del manchego, pero también con su progresiva estilización.

La Mesías es una miniserie de 7 capítulos, producida por Movistar+, en comandita con Suma Content, la flamante productora de Los Javis. Visita de nuevo un universo que parece interesa especialmente a los creadores madrileño (Ambrossi) y murciano (Calvo), que no es otro que el relacionado, de una forma u otra, con la religión, específicamente con la católica, aunque es evidente que su mirada trasciende de ese mundo para salir muy ampliamente extramuros de la ortodoxia vaticana. Porque ya en La llamada había una historia claramente incardinada en el tema religioso, al ambientarse en un campamento cristiano donde un par de pánfilas adolescentes pretenden promocionar su grupo de música, y ahora, en esta La Mesías, lo que se nos cuenta es la historia, en flashbacks, del pasado catastrófico de los dos protagonistas, Enric e Irene, ahora ya adultos, más o menos treintañeros, que huyeron años atrás de una comunidad de fanática religiosidad liderada por su madre, Montserrat, que pasó de una juventud absolutamente disoluta y pasando tres kilos de sus hijos cuando estos tenían alrededor de 10 años, a, llegada al fondo del estanque, donde no se puede caer más bajo, caer en los brazos de un meapilas también de pasado más bien pecaminoso. Entre los dos construirán un hogar que es más bien una cárcel, de donde no podrán salir no solo Enric e Irene, sino tampoco las otras seis niñas que sucesivamente, fueron engendrando en aquel voluntario (para ellos) cautiverio; se ve que no tenían muchas cosas en las que entretenerse, así que...

Esa experiencia traumática en los dos hermanos volverá, ya en su edad adulta, cuando las seis hermanas que quedaron en el nido/infierno del que no pueden salir, lanzan a la red una serie de vídeos de un grupo musical llamado Stella Maris, formado por ellas mismas, en el que cantan alabanzas al Señor, la Virgen, etcétera, con una depurada técnica visual, vídeos que resultan ser un exitazo en YouTube y canales similares, volviéndose virales. A partir de ahí, primero Enric, pero también después Irene, se convencerán de que no podrán tener paz en sus vidas hasta que no liberen a sus hermanas del yugo de su fanatizada madre (que dice hablar con Dios con una familiaridad notable) y de su horrible y mezquino padrastro.

La historia está contada en hasta tres espacio-tiempo distintos, alternándose las secuencias de una forma coordinada, para ir desvelando, poco a poco, las peripecias de estos hermanos: la más antigua se ambienta en los años noventa, cerca del final del pasado siglo XX,  y en ella vemos a Enric e Irene de niños, y a su irresponsable madre, con todos los tics de las familias desestructuradas: pésima alimentación, falta de escolarización, alcoholismo materno, malos tratos a los pequeños, un novio cada día...; el segundo tiempo será con los dos hermanos ya adolescentes, rondando la mayoría de edad, cuando ya están presos de un hogar/cárcel en el que la religión, una religión fanática, lo impregna todo, y donde cualquier contacto con el exterior está prohibido por estar el mundo habitado por el diablo; el tercer momento temporal será con ambos ya en la treintena larga, cuando los vídeos virales de sus hermanas en el grupo Stella Maris les harán volver a revivir a los dos la pesadilla que supuso aquellos años...

A lo largo de sus 7 capítulos, la miniserie da un paso adelante en la peculiar obra de estos creadores de contenidos, en un producto audiovisual ciertamente impactante, tanto por su fondo como por su forma. Ambrossi y Calvo confirman que son gente de talento, capaz de presentarnos convincentemente esta historia en tres tiempos, la historia de unos niños que fueron arrastrados al abominable universo de las sectas fanáticas, y de cómo esa experiencia horrísona los marcó de por vida. Hay también algunas irisaciones, como de paisaje de fondo, sobre el esoterismo y otros “ismos” paranormales, mayormente la ufología y toda la parafernalia de los (estos también) devotos de ese a modo de superstición que esperan que seres de otro planeta, o de otra galaxia, vengan para salvarlos, ya que ellos no son capaces de salvarse a sí mismos...

Con una buena puesta en escena, de la que se encargan también como directores los propios creadores, Los Javis, la serie tiene algunas peculiaridades formales curiosas, como el hecho de que los títulos de crédito aparezcan en formato vertical, a ambos lados de la pantalla, al comienzo de cada capítulo, un formato que, como puede imaginar el lector, no es caprichoso, sino que va con la idea general del serial, en el sentido de que sus temáticas (la relación –aunque sea una superchería- de la madre con Dios; la espera de que vengan de otros mundos para salvarnos) implican una corriente de abajo arriba, o viceversa, por lo que esa aparente excentricidad en los créditos se nos antoja plausible. Aparte de eso, el producto está facturado con estilo, aunque sin subrayados ególatras, lo que tanto se agradece en este tiempo en el que cualquier mindundi se cree Scorsese.

Su temática, sobre una experiencia “religiosa” tóxica, con una infancia traumática en una familia desestructurada que devendrá (de Guatemala a Guatepeor...) en una adolescencia en una secta de inusitado fanatismo, en realidad no deja de ser una forma de huir hacia delante de quien (la madre) ya no tenía más recorrido existencial que dar un volantazo e irse a las antípodas vitales de como hasta entonces se había desenvuelto en la vida, aunque ello supusiera imponer un régimen de práctico encarcelamiento físico, moral y mental a su prole, en connivencia con un beato meapilas de también turbio pasado. Y es que hay algo tremendamente siniestro, perverso, en estos dos santurrones, una variante del monstruoso caso (por tamaño de la farsa, por la permanencia en el tiempo, por la imposibilidad de salir de él) de la secta ultra del Palmar de Troya.

Tiene la serie algunos capítulos especialmente inspirados, como aquel en el que el adolescente Enric (que ya en la familia fanatizada ha tomado el nombre, impuesto por la madre, de Isaías, mientras que a Irene, su hermana, la conocen como Resurrección) descubre clandestinamente la película Cantando bajo la lluvia, todo un hallazgo, ayuna como está toda la familia de cualquier tipo de ocio “pecaminoso” que no gire obsesivamente en torno a Dios (y el cine, por supuesto, sería de los más pecaminosos...). Ese descubrimiento, que supondrá el reencuentro (porque el chico, hasta los 10 años, vivió en el mundo “normal”, no en el “subnormal” al que les obligaron su madre natural y su padre putativo) con otra realidad, pero también con la posibilidad de soñar con vivir de otra manera, está dado por Ambrossi y Calvo como esa revelación que supone abrir las mentes, encontrar por primera vez que las cosas pueden ser en color y con música, con coreografías tan imaginativas como las del mítico film de Donen y Kelly.

Otros capítulos, sin embargo, quedan algo por debajo de la media, como el último, en el que es cierto que, por una parte, presenta una temática muy extraña para un producto audiovisual con vocación “mainstream” como este, con “viajes” lisérgicos a partir de psicotrópicos como la ayahuasca, que darán lugar a bizarras escenas poco frecuentes en las series convencionales; pero, por otro lado, la resolución dada a los dos hermanos mayores, que inciden (sin incurrir en “spoilers”) de nuevo en otros tipos de espiritualidad (esta vez, al menos aparentemente, no tóxicas), nos parece cuestionable: que los dos protagonistas enderecen sus vidas con una fuerte, decisiva vinculación con fenómenos religiosos, da que pensar: ¿es que no hay vida sosegada, normal, más allá de algún tipo de aspecto espiritual, que es lo que parecen decir los creadores? Parece una conclusión un tanto conformista, conservadora, poco acorde con lo que hemos visto hasta ese momento: y es que lo se hace es dar salida al tremendo trauma de esta familia, de estos niños ya adultos, dándoles más de la misma medicina, aunque sea ahora de forma más razonada y sin fanatismos ni sectarismos.

Estamos entonces ante una sugestiva historia, aunque ciertamente irregular pero estimulante, una diabólica existencia marcada por el fanatismo, en la que se habla de la obscena capacidad del ser humano (sobre todo si se está en una posición de prevalencia) para manipular y dominar a los demás, especialmente a los más vulnerables. Su trama también gira sobre la importancia de la persona de la madre en la familia, de la poderosa influencia de la progenitora en la prole, y como esa influencia puede llegar a ser muy negativa, muy destructiva, si concurre, como en este caso, una enfermedad mental que hace que el núcleo familiar se vea abocado a una dinámica suicidamente tóxica. Episódicamente, el tema ufológico y de civilizaciones extraterrestres con las que contactar y que vendrían a salvarnos, resulta de menor importancia en la trama, si bien algunos aspectos (ese alien que, intermitentemente, se le aparece a Enric, y cuya abyecta verdad saldrá a la luz a la postre; esa abducción de la madre, en realidad una metáfora de la muerte) tendrán una incidencia capital en la trama central.

Excelente la banda sonora, con temas con frecuencia muy conocidos, no escritos ni mucho menos para la serie, pero que vienen siempre muy al pelo de lo que se nos cuenta en cada momento, constituyéndose en un acompañamiento musical muy trabajado y variopinto.

Buen trabajo actoral en general: nos han gustado mucho, sobre todo, las dos madres, en sus edades madura y anciana, Lola Dueñas y Carmen Machi, en especial la primera, pero también la madre joven, una Ana Rujas que hace toda una creación de su madre borrachuza y con tendencia a tirarse cualquier cosa con pantalones. Notable elenco de secundarios, en especial “secundarias”: Nora Navas, Aixa Villagrán, Gracia Olaya, Mari Paz Sayago... Y es que a Los Javis como directores, como antaño a George Cukor y después a Almodóvar, parece que los personajes femeninos son los que mejor se les dan.

Los Javis están madurando muy bien, como ya hemos apuntado; tienen hasta buena mano tanto para las escenas emocionantes como para las de acción. Quizá les falte pulir algunos aspectos, sobre todo los desenlaces, cosa ciertamente complicada porque ya se sabe que atractivos planteamientos y nudos de interés es frecuente encontrarlos en el mundo audiovisual, pero resoluciones a ese mismo nivel ya es más difícil...


La Mesías - by , Dec 14, 2023
3 / 5 stars
Los nietos putativos de Almodóvar