Serie: Los Durrell

Disponible en Filmin y Movistar+.


La vida de la familia Durrell, que daría al mundo a dos figuras de primer nivel en sus respectivas facetas en el siglo XX, sin duda, era materia muy apropiada tanto para hacer un relato literario, de lo que se encargó uno de sus dos famosos hijos, Gerald Durrell, eminente naturalista, en la que se conoce como Trilogía de Corfú, y, a partir de ese texto, también como para grabar una exitosa serie como esta Los Durrell, una agradable sorpresa que ha concitado la admiración y el general beneplácito de todo tipo de públicos.

La historia, basada en hechos reales, pero que ciertamente no se ajusta en todo a lo realmente sucedido, se basa, como decimos, en la Trilogía de Corfú de Gerry Durrell, compuesta por los volúmenes titulados Mi familia y otros animales, publicado en 1956, Bichos y demás parientes, en 1969, y El jardín de los dioses, en 1978, en los que narraba las peripecias que acontecieron a su familia cuando, a mediados de los años treinta, tras la muerte del padre y la bancarrota del clan familiar, se mudaron desde la nublada y fría Inglaterra natal hasta la luminosa isla griega de Corfú, en el mar Jónico. La familia estaba compuesta por la madre, Louisa, de algo más de cuarenta años; Lawrence, que con el tiempo sería famoso escritor, autor, entre otras obras, del célebre Cuarteto de Alejandría, entonces con poco más de 20 años; Leslie, como de 18, de poco caletre y aficionado a las armas; Margo, quizá sobre los 16 ó 17, una adolescente bastante desorientada en la vida; y Gerald, al que todos llaman Gerry, de unos 10 años, que ha desarrollado un desaforado amor por los animales y por conocer absolutamente todo de ellos, y que con el tiempo sería animalista y naturalista de fama mundial.

La acción, como decimos, se desarrolla entre 1935 y 1939, al comienzo como respuesta de mamá Louisa ante los problemas económicos en su tierra inglesa y la holgazanería innata de la prole, lo que la lleva a emigrar a Corfú, y se cerrará cuando la Segunda Guerra Mundial está ya a punto de estallar. Entre medias, conoceremos a esta adorable familia disfuncional intentando adaptarse a un medio social y económico tan diferente al suyo como la sociedad griega de los años treinta, muy conservadora y anclada en un pasado esplendoroso que, evidentemente, no volverá, pero también con elementos tan curiosos como el taxista de la isla, Spiros, un hombre casado que, sin embargo, pronto empieza a sentir algo más que amistad o relación chófer/cliente por la señora Durrell, aunque guardará para sí ese sentimiento durante casi toda la serie; o Theo (pronúnciese “zío”, casi como “tío”...), exquisito hombre de ciencias y letras, heredero de la tradición helena de gente como Pitágoras, Heráclito y Sócrates; también, por supuesto, habrá lugar para los lugareños más elementales pero que darán mucho juego, como Lugaretzia, la mujer que les atenderá y que será como su asistenta doméstica, que les enseñará no solo los rudimentos del griego sino también les instruirá en las peculiares costumbres de la isla.

A lo largo de cuatro temporadas, a razón de 6, 6, 8 y 6 capítulos, respectivamente, iremos conociendo mejor a estos cinco elementos durrellianos, y a una variable fauna griega, además de una buena ración de parientes ingleses que visitarán a los Durrell. Todo ello en un tono como de comedia excéntrica, con un humor amable pero no exento de ironía, la contraposición de las muy distintas formas de entender la vida entre los urbanitas y cosmopolitas ingleses (aunque con elementos tan heterodoxos como el escritor en ciernes que hizo de la provocación un estilo, o del incipiente naturalista que amaba a los animales sobre todas las cosas) y los rústicos griegos anclados aún en épocas pretéritas. Por supuesto, a lo largo de los capítulos irán apareciendo temas diversos, siempre tratados con ese tono amable y suavemente excéntrico, desde al amor en la juventud y en la madurez a la represión de la homosexualidad, pasando por la búsqueda de un lugar bajo el sol, la política, la religión, la paternidad, la cultura...

La historia mantiene un buen nivel medio, lógicamente con algunos altibajos atribuibles más al interés de algunas de las aventuras que se narran que a cuestiones técnicas y profesionales, que son en todo momento más que aceptables; con textos del creador, Steven Nye, sobre los libros de Gerry Durrell, y con realización de hasta cuatro directores distintos, entre ellos Steve Barron, famoso autor de numerosos vídeos musicales para estrellas de la canción, la serie se deja ver con facilidad, jugando con desparpajo con las muy distintas características de los personajes, también de sus deseos y anhelos: Larry, que sueña con ser otro Hemingway, tan deseoso de descollar en la literatura y tan contento de haberse conocido que, con frecuencia, no se da cuenta de cuánto desprecia a sus hermanos adultos, a los que considera sendos patanes; Leslie, conservador, tradicional, parece no tener dos dedos de frente, pero irá evolucionando desde el tipo elemental que llegó a Corfú hasta alguien bastante más maduro y cabal; Margo, en principio una ingenua, una simple, que también tendrá su correspondiente metamorfosis, desde la chica más despistada que una cabra en un garaje hasta la muchacha que irá entendiendo cuál es su papel en el mundo; Gerry, que habrá de comprender que el amor a los animales en absoluto es incompatible con el amor que siente por sus familiares; Louisa, la matriarca, que no solo habrá de regir como buenamente puede este clan disfuncional, sino además intentar tener algo parecido a una vida amorosa, sentimental, sexual, de la que tan falta está desde la muerte del marido, a la que algunos de sus hijos (no todos...) la impelen.

Hay, entonces, una buena pintura de los personajes, tanto los principales como los secundarios, todos ellos bien definidos y que constituyen, per se, una buena parte del éxito de la serie, cuyo tipo de humor podríamos catalogarlo de suave, sin cargar las tintas, más irónico que cómico, huyendo generalmente de los tipos de humor más facilones, como el físico,  el verde o el marrón. La serie se caracteriza entonces por un tono amable, un punto estrafalario, con tramas agradables, con conflictos humanos pero generalmente nunca dramáticos, con un evidente gusto por las situaciones disparatadas, pero sin caer en la extravagancia hueca.

La presentación de los personajes y de los secundarios que los rondarán durante toda la trama será en buena medida el tema de las dos primeras temporadas, en las que nos iremos familiarizando con esta peculiar familia y los personajes que pululan a su alrededor, para en la tercera temporada tomar un cierto tono de comedia de enredo y en la cuarta hacerse algo más dramática, cuando la sombra del inminente conflicto bélico se cierna sobre la paradisíaca isla en la que los Durrell dudan qué hacer cuando estalle la Segunda Guerra Mundial.

En cuanto al reparto artístico, notable Keeley Hawes, que compone una más que creíble mamá Durrell, en el que probablemente será el papel de su vida, pero también muy bien Josh O’Connor, actor que viene dando muestras de una gran versatilidad, al componer papeles tan diversos como este Lawrence Durrell que quería brillar como el escritor bohemio y nihilista que aspiraba a ser, pero ser también el Príncipe Carlos en la serie The crown, y, en un registro diametralmente opuesto, el zafio hombre de campo del melodrama homo Tierra de Dios; bien también, ajustados a sus respectivos papeles, Callum Woodhouse, Daisy Waterstone y el pequeño Milo Parker, que interpretan a los otros tres hermanos; los secundarios también resultan creíbles, con especial mención para Alexis Georgoulis, el Spiros de la ficción, la constante tentación sentimental de Louisa y hombre para todo, y Yorgos Karamihos, el Theo que será el asesor social, pero también psicológico de toda la familia, una balsa de aceite, un báculo en el que apoyarse.


Los Durrell - by , May 22, 2022
3 / 5 stars
Adorable familia disfuncional