Cacique Bandeira

Resulta curioso que esta película, conocida en su país de origen como El muerto, sin embargo internacionalmente fuera conocida y estrenada como Cacique Bandeira, que ciertamente cuadra mejor con el carácter ruralista, histórico y criptomarxista del filme. La dirigió Héctor Olivera, uno de los realizadores argentinos de mayor interés del último cuarto del siglo XX, autor de cintas como La Patagonia rebelde, un fresco histórico sobre el nacimiento de los movimientos sindicalistas de izquierda en Argentina, y también de No habrá más penas ni olvido, una sátira sobre el peronismo que se convierte en el drama de la sociedad platense de las últimas décadas.

En Cacique Bandeira (o El muerto) Olivera adaptó, junto con su amigo Fernando Ayala, también notable realizador, un relato de Jorge Luis Borges. El mundo personal del escritor argentino, probablemente el más importante autor en lengua española del siglo XX, es difícilmente extrapolable al cine, pero Olivera y Ayala consiguieron una obra densa y sólida, tangencialmente tocada por la maestría narrativa de Borges, en una película que obtuvo un gran éxito en su país, aunque en España pasó desapercibida. Lástima, porque el filme bien merece la pena.

El reparto está compuesto a partes iguales por actores españoles y argentinos, destacando entre los primeros el siempre magnífico Francisco Rabal, en una época de cierta decadencia en las películas que interpretaba, que sin embargo siempre contaron con su espléndida caracterización; Antonio Iranzo, uno de los actores duros del cine español más desaprovechados; por parte de Argentina, la exuberante Thelma Biral aporta el tono apasionado a un relato por momentos delirante.