Rafael Utrera Macías

Decíamos en capítulo precedente, que el resultado de la Segunda Guerra Mundial, con la caída del Eje y el comienzo de la “guerra fría”, pondría fin a un tiempo en el que la película Raza perdía sus valores, y algunas secuencias resultaban tan políticamente incorrectas en la deseada relación con los países extranjeros, que el gobierno franquista hizo desaparecer todas las copias existentes. Así, en 1949, se produjo la necesaria y obligada “reconversión”, titulada El espíritu de una raza. Franco se veía obligado a censurarse a sí mismo.


El espíritu de una raza

Con este nuevo título se estrenó el 3 de julio de 1950, también en el mismo Palacio de la Música de Madrid. La comparación entre aquella versión y esta otra, evidenciaba las notables diferencias y, sobre todo, el distinto sentido político ahora en función de un nuevo contexto histórico internacional.

El historiador Fernández Cuenca explicó entonces que se trataba de una re-sincronización de diálogos y efectos. Cuando pudo establecerse la pertinente comparación, se comprobó que las diferencias afectaban al conjunto de la película tanto en imágenes como en banda sonora, pero ello no pudo hacerse hasta muchos años después, puesto que las copias de Raza habían desaparecido. En efecto, en 1993 se localizó una, propiedad de un particular, que, aunque incompleta y defectuosa, ya permitía comprobar algunas de las modificaciones efectuadas en la nueva versión. Posteriormente, la localización del título en la Cinemateca de Berlín permitió a Filmoteca Española y, en concreto, al especialista Ferrán Alberich, establecer las diferencias entre ambas versiones.

A partir de 1996, recuperada Raza (en adelante, R), los espectadores pudimos comprobar las diferencias entre una y otra versión. El grafismo de los títulos es diferente y la institución productora, Consejo de la Hispanidad, ha desaparecido en la segunda, El espíritu de una raza (en adelante, ER).

Un rótulo introductor en ER señala la nueva orientación ideológica, haciendo referencia a la historia de la familia y de los pueblos que no se resignan a perecer en “las catástrofes que el comunismo provoca”; y en la etapa familiar de los Churruca, correspondiente a 1928, una voz en off señala al materialismo como el motivador de la decadencia del imperio.

A partir de aquí, señalamos diversas cuestiones presentes en R y censuradas en ER.
La conversación entre los marinos Churruca y Pardo alude a las perturbaciones fomentadas por el extranjero y, en concreto a “una nación grande detrás” (en referencia a Estados Unidos), existentes en las colonias españolas de ultramar; la masonería apoya las insurrecciones.
En el Congreso, un exaltado en la tribuna del público llama traidores a los políticos. La reunión en el Ministerio de Marina critica duramente al gobierno y se señala a la masonería como dueña del parlamento. Uno de la reunidos, refiriéndose a la insurrección de las colonias, suspira: ¡Quién pudiera morir allí!
Un collage de periódicos señala en sus titulares el estado de la guerra y las posiciones del gobierno. En uno de ellos pueden leerse cuestiones relativas a la “actitud de los Estados Unidos”.
En la boda de Isabel y Luis, un grupo de invitados hace chistes sobre el matrimonio.
Otro collage de prensa ofrece nuevos acontecimientos políticos al tiempo que respectivos fundidos encadenados, muestran la diferente profesión de cada hermano, así como el advenimiento de la República.
José llega al cuartel y saluda, ¡Arriba España!, brazo en alto.
En el frente, se presentan los evadidos de la “zona roja” a la “zona nacional”. Entre ellos, está una mujer, Pilar Bustamante, que se ha rapado el pelo y se ha puesto pantalones para conseguir la evasión; también saluda brazo en alto y comunica importante información sobre la situación en la capital. La referencia en la novela a la entrega de indumentaria femenina no se menciona en la película.
En el frente, los soldados cantan. Uno de ellos pide una “por la Falange”; con música de jota aragonesa la letra dice: “La quiero ver levantada/ Un “viva España”, no basta/ Por ella lucho y por ella/ grito siempre ¡Arriba España!”.
Luis Echeverría está dispuesto a evadirse. La cámara se eleva sobre su persona de manera que la secuencia acabará mostrando un retrato de Franco que el militar tiene colocado sobre la puerta.
Planos diversos de personas, ancianos, niños, la estatua de Don Quijote, todos con el brazo en alto.
En R, Franco, en la tribuna, presenciando el desfile, saluda brazo en alto.
En ER, el hijo de Luis pregunta a su madre “¿qué es esto, mamá?” Y ella contesta: “Esto es el espíritu de una raza”.

En definitiva, si en Raza, el liberalismo, las democracias, el judaísmo, la masonería y, ocasionalmente, el comunismo, eran los enemigos de España, en El espíritu de una raza el comunismo es el único adversario y Franco, su mayor perseguidor. En 1953 se firmarían los Pactos de Madrid entre España y Estados Unidos. Seis años más tarde, el presidente Eisenhower y el general Franco, se darían un cordial abrazo en Torrejón de Ardoz, base de “utilización conjunta”. El común anticomunismo de ambos unía en tierra española lo que el Maine había separado en el mar cubano.

Enfoques diversos

Los 76 años que median entre el estreno de Raza y el día de hoy, han acumulado infinidad de estudios donde se aborda el film desde múltiples enfoques. Sería prolijo hacer un balance de artículos y libros dedicados al “novelista”, a la película, a las películas. Valga un ejemplo en revista especializada: los dos los volúmenes que “Archivos de la Filmoteca”, de Valencia, dedicó al General titulados “Materiales para una iconografía de Francisco Franco”. En cuanto a libros, seleccionamos dos volúmenes, uno de autor español, otro de autora francesa, porque fueron pioneros en el estudio de tales films.

Consideramos particularmente interesante “Raza: un ensueño del general Franco” (1977), de Román Gubern, por ser una de las primeras aproximaciones distanciadas sobre la película y se constituyó en guía de lectura ya que la analizaba bajo determinadas perspectivas donde no era ajena la lectura freudiana y psicoanalítica. En estrecha relación con este texto, en cuanto se revela como una contestación política al mismo, está la “introducción histórica” firmada por Ricardo de la Cierva al libro “Raza”, subtitulado “La novela que escribió Franco” editada, en 1997, por la editorial Planeta. Del mismo modo, la película Raza: el espíritu de Franco (1979), de Gonzalo Herralde, toma como punto de partida el texto de Gubern y procede a una deconstrucción de la de Sáenz de Heredia seleccionando como testigos de su discurso a personas vinculadas al General (su hermana Pilar) o al film (Alfredo Mayo).

Del mismo modo, Nancy Berthier en su libro “Le franquisme et son image”, subtitulado “Cinema et propagande” (Presses Universitaires du Mirail, 1998), hizo un pormenorizado análisis de las versiones de Raza, incorporando documentos y testimonios significativos, así como de otras películas relacionadas con el dictador español.

Ilustración: portada del libro de Román Gubern “Raza: un ensueño del General Franco”.