Enrique Colmena

Querido lector, tienes toda la razón: ¿por qué escribe este carajote el título del artículo en inglés? Puede que lo entiendas, o que no lo entiendas. Incluso en el primer caso, tienes toda la razón del mundo al considerar que es una gilipollez, o una pedantería, o las dos cosas a la vez.

Sin embargo, eso mismo nos ocurre a diario con las películas que se estrenan en España, y nadie pone el grito en el cielo. Ya tratamos este asunto en un artículo anterior en esta misma página, titulado Mi nombre es Returns, Superman Returns, pero la insistencia (y el agravamiento, diría yo) en este tema nos hace volver al mismo. Así que el título de este artículo viene a decir eso: hablamos otra vez sobre la misma cosa.

Un repaso somero a los títulos de la cartelera en los días en los que se escribe este artículo nos da algunos como estos: Maps to the stars, Interstellar, Boyhood, The imitation game, Nightcrawler, Into the Woods, Big eyes, The interview, todos los cuales se podrían traducir con naturalidad al español sin problemas.

Entonces, ¿por qué se sigue manteniendo el título original? Si hacemos extrapolaciones, ¿se imaginan, por ejemplo, que en teatro se representaran en España obras de Shakespeare con sus títulos originales? A nadie aquí se le ocurriría representar A midsummer night’s dream, sino El sueño de una noche de verano, ni Much ado about nothing sino Mucho ruido y pocas nueces, ni As you like it sino Como gustéis, ni Merchant of Venice sino El mercader de Venecia.

En novela pasa otro tanto: las que se publican en español no mantienen los títulos originales cuando pueden ser traducidas: nadie lee de Hemingway su For whom the bell tools sino ¿Por quién doblan las campanas?, ni Farewell to arms sino Adiós a las armas; de Raymond Carver nadie lee What we talk about when we talk about love, sino De qué hablamos cuando hablamos de amor.

Entonces, ¿por qué en cine sí se admite como si nada que se mantengan los títulos originales en España? No estamos hablando del doblaje de los filmes, práctica que, como sabe el lector de CRITICALIA, aborrezco, prefiriendo siempre la versión original, por supuesto con subtítulos. Pero en los títulos, ¿por qué esa memez de mantenerlos tal cual, en una población, la española, en la que, según las últimas encuestas, sólo el 51% se maneja (y me temo que con nivel de instituto: vale decir chapurrea) en otra lengua?


Eso sí, como ya decía en mi anterior artículo sobre este mismo tema, ya se cuidan los señores distribuidores, cuando la lengua no es la dominante (verbigratia la inglesa), en traducir los títulos. Está por ver que se exhiban en España títulos como Ça commence aujourd'hui, sino que se retitula muy atinadamente Hoy empieza todo, ni Idioterne sino Los idiotas, ni Harry, un ami qui vous veut du bien sino Harry, un amigo que os quiere, ni Non ti muovere sino No te muevas

Alguien dijo una vez que si los tontos volaran, no se vería el sol… Hay que ver qué nublado está…

Pie de foto: La estupenda Julianne Moore en Maps to the stars.