Cuando la caída del Muro de Berlín estaba a punto de producirse, el cine americano de la era del presidente Bush (padre) todavía realizaba películas como ésta en la que la Guerra Fría pretendía seguir obteniendo dividendos cuando los dos bloques militares y la teoría de la disuasión nuclear estaban en un tris de pasar a la Historia.
Se nos narra un supuesto encuentro de militares rusos y yanquis para negociar la paz, al amparo del proceso de apertura propiciado por la "perestroika", y una paralela conspiración de otros oficiales de ambos bandos en sentido no precisamente semejante. Dirige Andrew Davis, curtido en filmes menores para Steven Seagal, pero que demostró en películas como ésta o su posterior El fugitivo poseer un pulso firme y dotes para el ritmo narrativo.
Bajo la fórmula de thriller político se esconde este buen cine de acción, su mejor virtud en una película de espionaje fuera de tiempo, cuando ya había poco que espiar, si no era prever la (seguramente inevitable) caída de Gorbachov y el advenimiento del caos en Rusia. Notable reparto, con Gene Hackman, Tommy Lee Jones y John Heard, entre otros.
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