Pelicula:

Esta película se proyecta en la sección Revoluciones Permanentes, dentro del Festival de Cine Europeo de Sevilla (SEFF’20).

Dalibor Baric (Sibenik, Croacia, 1974) es un artista plástico croata que desde hace algún tiempo también está haciendo cine. Ni que decir tiene que su cine poco tiene que ver con las películas al uso. Su filmografía como director es todavía reducida, solo un par de cortos y este su primer largometraje, que desde luego no deja indiferente. Baric suele trabajar como un hombre-orquesta: aquí ha sido guionista, director, músico, animador, montador... menos producirla y poner voces, lo ha hecho todo.  

La historia se ambienta en un mundo hipotético, se supone que distópico, donde se suceden una serie de hechos que pueden afectar de forma importante al “statu quo” de la sociedad, con un personaje, Martin, a caballo icónicamente entre el Robert Mitchum de Retorno al pasado y conceptualmente al Neo de Matrix.

Lo cierto es que la película de alambicado título es un experimento más próximo a una exposición de video-arte que a un film. Baric utiliza todo tipo de técnicas de animación y colaterales, desde el “collage” al rotoscopio, desde imágenes digitalmente degradadas y decapadas en color a imágenes en negativo y posteriormente coloreadas; todo ello sirviéndose de formas geométricas, figuras recortables como las de nuestra niñez, pinturas y dibujos naif, escenas retocadas hasta hacerlas irreconocibles, luces de infrarrojos... Una amalgama de artes, de formas plásticas, combinadas en un sugerente pero no siempre coherente hibridismo. Todo ello con un look, sobre todo en vestuario y atrezzo, que remite constantemente al cine negro USA de los años cuarenta y cincuenta, con excursos como de película futurista.

Se ha hablado como influencias de Tarkovsky, Cronenberg y Philip K. Dick, pero lo cierto es que vemos más, conceptual y visualmente, la huella de ciertas novelas y sus correspondientes películas sobre mundos distópicos, como 1984, Un mundo feliz, Blade Runner, Fahrenheit 451 y Metrópolis.

Estilísticamente hablando, la película de Baric podría emparentarse con algunos “ismos” de la cultura (o anticultura, más bien...) francesa de los años veinte y treinta, desde el surrealismo al futurismo, el simbolismo y hasta el dadaísmo. También se podría hablar de apropiacionismo, pues en buena medida Baric toma elementos de otras obras artísticas, las reinterpreta y las incluye en su película. Pictóricamente se podrían citar también influencias de Goya y El Bosco.

Todo ello constituye una auténtica catarata de fascinantes imágenes y palabras, con una incesante verborragia plagada de textos poéticos cuando no filosóficos, pero inasibles, siendo imposible entender cuanto se dice y se presenta en pantalla y, además, asimilarlo.

Una catarata de ideas, entonces, que ni la del Niágara, con una trama etérea, evanescente, una supuesta intriga policial a cuyo lado la historia de El año pasado en Marienbad parece Barrio Sésamo, una historia delirante, críptica, con una permanente música percutiva, en la que el espectador puede llegar a la fatiga por la marea de imágenes y de palabras difícilmente asimilables, en un “totum revolutum” donde casi todo vale, casi todo es posible, menos que nos enteremos cabalmente de lo que se nos está contando. O quizá no se nos cuenta nada, o quizá es mejor simplemente dejarse llevar por la cascada de sensaciones que produce la mezcla de imágenes mesméricas, de textos inextricables, de técnicas pictóricas y de animación, y no intentar entender lo ininteligible.

(12-11-2020)


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81'

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Trailer

Accidental Luxuriance of the Translucent Watery Rebus - by , Nov 12, 2020
2 / 5 stars
Ni la del Niágara...