Greg Berlanti es un productor neoyorquino que tiene entre sus créditos como tal un buen puñado de exitosas series de televisión, desde Dawson crece a The Flash, pasando por Arrow y Blindspot, entre otras muchas. Simultáneamente, desde principios de siglo, viene desarrollando una carrera como director de cine en la que sus títulos son todavía exiguos, habiendo dirigido solo tres films, incluido este, todos ellos en el terreno de la comedia dramática, la ahora conocida con el acrónimo de dramedia: los otros dos fueron El club de los corazones rotos (2000), centrada en un grupo de amigos gays en Hollywood y sus cuitas amorosas y/o sexuales; y Como la vida misma (2010), comedia romántica de teóricos opuestos con bebé de por medio.
Ahora Berlanti, militantemente gay, vuelve al cine con temática homosexual en esta Con amor, Simon, en la que trata, en clave de comedia inteligente, el recurrente tema de la salida del armario. La acción se desarrolla en nuestros días, en Atlanta (Georgia), en un instituto, en la cuenta atrás de los días que faltan para la graduación de Simon, un chico de 17 años que, como él mismo dice, tiene un “gigantesco secreto”: es gay, pero no sabe cuándo hacérselo saber a su familia, a sus amigos, al universo mundo. Cuando en un blog frecuentado por estudiantes del instituto un tal “Blue” se declara homosexual, Simon le escribe “e-mails” anónimos haciéndole ver que él también lo es, y le habla de sus dudas sobre la salida del armario. Claro que, a veces, los ordenadores de uso público juegan malas pasadas; es el caso: un colega, Martin, horrible mezcla de pagafantas y friqui, lee los correos en el PC del instituto, y entonces empezarán los problemas de Simon...
Se agradece que el tono de Con amor, Simon, con arreglo a los tiempos que corren, huya del drama, del trauma, cuando no del ambiente depresivo que ha sido una constante en el cine sobre la homosexualidad hasta no hace demasiado tiempo. Bien está, entonces, que se trate el tema con la normalidad que debiera exigirse siempre. Sobre la novela de Becky Albertalli Simon vs. the Homo Sapiens Agenda, editada en USA por Harper Collins y en España (con el título de Con amor, Simon) por Puck, Berlanti y sus guionistas Elizabeth Berger e Isaac Aptaker desarrollan su historia, contada en primera persona por el protagonista como narrador omnisciente, y asistiremos a sus intentos de acercamiento al enigmático “Blue”, pero también a las groseras manipulaciones a las que le aboca el chantaje del compañero canalla, a sus relaciones cada vez más complicadas con sus amigos, a la pacífica vida hogareña que Simon no quiere estropear con su salida del clóset.
Jugando a ratos con la comedia de enredo, como corresponde en estas historias de amores cruzados en las que todos quieren arrimar el ascua a su sardina, Con amor, Simon se deja ver con benevolencia. No es una gran película, quizá ni siquiera una buena película, pero tiene desparpajo para plantear temas, como la cáustica, divertidísima salida del armario inversa, a la voz de “mamá, papá, soy heterosexual”, que critica la heterosexualidad por defecto que se le supone a todo el mundo, obligando con ello a los que no lo son a escenificar su esencia “queer”. Es fresca y está narrada con soltura, pero a ratos parece una de esas pelis de juveniles hormonas revueltas, aunque en un tono mucho más moderado. Tampoco ayuda mucho el hecho de que, si bien el personaje central está bien moldeado, los del resto del elenco parezcan de cartón-piedra, con amigos de los que bien poco sabemos y familia entregada y sin notas discordantes, hasta el punto de que el único que presenta algo similar a una apariencia de ser humano real es el colega pagafantas, en puridad el payaso de la función.
En conjunto, Con amor, Simon agrada, tanto por su temática como por su decidida apuesta por la autonomía de cada persona para decidir, en su caso, cómo, cuándo, dónde y con quién salir del armario. Por el contrario, la desluce una realización algo plana, achacable tal vez a las pocas tablas (y tan distanciadas...) de su director como tal, y a las irisaciones de (mala) comedia de enredo que incluye.
Con todo, y a pesar de sus insuficiencias y torpezas, Con amor, Simon pone un nuevo y estimable eslabón en esa ya larga cadena de films que hablan con naturalidad de la homosexualidad.
Nick Robinson lleva sobre sus jóvenes hombros todo el peso del film; ya nos gustó en Los reyes del verano (2013) y Jurassic World (2015); si no se malogra, tiene un brillante porvenir (gracias, Aranda); del resto del reparto nos quedamos con Logan Miller, el colega estúpido y tirando a cabrón del protagonista, un tipo con una rara capacidad para meter la pata. En cambio, los adultos están bastante más flojos y estereotipados; véase la más bien improbable pareja de cónyuges que interpretan Jennifer Garner y Josh Duhamel.
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