Pelicula:

John Ford es, a qué dudarlo, uno de los más grandes directores de la Historia del Cine. Pero, como todo hijo de vecino, no todo lo que hizo fue excelso ni sublime. Tiene obras maestras que están en la mente de todos, como La diligencia (1939), Pasión de los fuertes (1946), Centauros del desierto (1956), Dos cabalgan juntos (1961) (todos ellos westerns, por cierto), Las uvas de la ira (1940) o El hombre tranquilo (1952), por solo citar algunas de las más evidentes.

Pero Ford, como cualquiera, también tuvo sus momentos menos inspirados. Eso no quiere decir que hiciera mal cine, porque en Ford (uno de los talentos innatos, autodidactas, más asombrosos de la historia de la cinematografía) eso era prácticamente imposible, pero sí que bajara el nivel hasta estratos más normales. Este es el caso: quizá porque entre 1939 y 1940 Ford hizo dos obras incontestables como las citadas Las uvas de la ira y La diligencia, esta Corazones indomables (peculiar título de la época para un original que sería algo así como “Tambores a lo largo del Mohawk”) es un agradecido film de aventuras que, sin embargo, no pasará a ninguna posteridad.

El film se ambienta a principios de la Guerra de Independencia norteamericana, hacia 1775; una pareja de recién casados, Gil y Lana, se instalan en una granja en el valle del Mohawk (en lo que después sería el estado de Nueva York), en una comarca que pronto se convertirá en zona de guerra entre los británicos y sus aliados indios, por una parte, y los rebeldes que quieren conseguir la independencia de la férula del Reino Unido, por el otro, bando en el que ellos se inscriben.

Film con el indudable sello fordiano, con hombres corrientes pero a la vez heroicos, mujeres delicadas pero en el fondo fuertes, ancianas de armas tomar (literalmente...) y un humor que puede parecer elemental, pero que realmente tiene carga de profundidad, Corazones indomables es una mirada en clave aventurera, inevitablemente patriótica (que no patriotera, que es otra cosa...), sobre el nacimiento de los Estados Unidos y de qué forma gente ordinaria, granjeros, ganaderos, agricultores... contribuyeron a la formación de su país, con frecuencia con un tremendo tributo en sangre y muerte.

Henry Fonda encaja razonablemente en el héroe fordiano, mientras que Claudette Colbert, a su vez, encarna con entusiasmo el arquetipo femenino del cine de John Ford. Mejor están los secundarios, desde uno de los actores fetiches del director, el gran Ward Bond, hasta esa vieja sabia que era Edna May Oliver, aquí en un papel ciertamente difícil de olvidar.


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104'

Año de producción

Corazones indomables - by , Feb 18, 2019
3 / 5 stars
Durante la formación de los Estados Unidos