Pelicula:

Un joven neurocirujano, el doctor Cukrowicz, conoce a una aristocrática dama, la señora Venable, que ha perdido a su hijo Sebastian en trágicas circunstancias el verano anterior. La dama propondrá al médico hacer una lobotomía (o lo que es lo mismo, la extirpación parcial del cerebro) a su sobrina Catherine, internada en un sanatorio psiquiátrico, a cambio de la construcción de un nuevo hospital...

Aunque este podría ser el resumen rápido y apretado del planteamiento del film, lo cierto es que De repente, el último verano es mucho más que eso. Basada en una obra teatral, un denso melodrama sureño, como todos los suyos, del célebre Tennessee Williams, autor a su vez del guion junto a Gore Vidal, la película es un fascinante ejercicio de dirección e interpretación, hasta conseguir una irreal, ambigua, sofocante atmósfera que se adueña de todos y cada uno de los fotogramas de la cinta.

Joseph L. Mankiewicz, que ya tenía en su haber títulos magistrales como Eva al desnudo (1950) y La condesa descalza (1954), da todo un recital en la puesta en escena. Las imágenes cobran vida propia, singular, sin apreciarse en ningún momento el origen teatral de la historia. A través de la película, Mankiewicz y sus guionistas, Williams y Vidal, proponen una atormentada reflexión sobre la vida, sobre la sensibilidad, sobre los sentimientos. Como un personaje más, el fantasma de Sebastian, el hijo muerto de la dama, planeará durante todo el metraje del film, en el fondo un apasionante análisis de la naturaleza humana.

Capítulo aparte merece la interpretación, en la que los tres protagonistas brillan a gran altura. Katharine Hepburn acredita el buen hacer actoral que la caracterizó durante toda su carrera, en un papel ciertamente muy difícil. El añorado Montgomery Clift, sobrio, equilibrado, siempre exacto, nos hace llegar sus emociones a través de la máscara en la que se convirtió su rostro tras el accidente de automóvil que lo desfiguró. Elizabeth Taylor, por fin, lejos aún de los extravagantes divismos de su última etapa como estrella, encarna con perfección y verismo a la atormentada Catherine.

La música de Malcolm Arnold, sugerente, extraña, contribuye a crear ese halo de misterio que rodea la película, al igual que la contrastada fotografía en blanco y negro de Jack Hildyard. Impresionante por su ritmo y por la imaginación con la que está realizada resulta la escena final del film, en la que el doctor psicoanaliza a la joven protagonista en presencia de su familia.

La película, dado su tema (homosexualidad, pederastia), como era de prever, no se estrenó en España hasta 20 años después de su rodaje. Sin embargo, y más que curiosamente, ese rodaje tuvo lugar precisamente en... España, en exteriores rodados en Cataluña (Gerona) y Baleares (Mallorca), en pleno régimen franquista. Pero se ve que los que dieron los permisos para rodar no tenían ni idea de lo que estaban autorizando...

(26-06-2021)


 


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114'

Año de producción

De repente, el último verano - by , Mar 27, 2023
4 / 5 stars
Una atmósfera irreal, sofocante, ambigua