Pelicula:

Basilio Martín Patino es, probablemente, uno de los talentos más desaprovechados del cine español. Tras un afortunado debut con Nueve cartas a Berta (1966), el fracaso comercial de esta Del amor y otras soledades ya pareció marcarlo como director maldito, aunque aún pudo impactar durante la Transición con su trilogía documental, de fuerte impronta política, compuesta por Canciones para después de una guerra (1976), Queridísimos verdugos (1977) y Caudillo (1977), para posteriormente, tras un par de largometrajes de ficción que no llegaron a interesar (aunque eran más que interesantes), Los paraísos perdidos (1985) y Madrid (1987), realizar la magistral serie de televisión Andalucía, un siglo de fascinación (1997-98).

Del amor y otras soledades, ciertamente, no es su mejor película. Parte de un guión del propio autor y de Juan Miguel Lamet, que parecía estar influenciado, de alguna forma, por el entonces reciente éxito de Dos en la carretera (1967), el extraordinario drama sobre la convivencia en pareja de Stanley Donen. Aquí, como en la película norteamericana, asistimos a la vida conyugal de un matrimonio, en este caso español. El espectador será testigo de los problemas de relación de marido y mujer, cuando la rutina de cada día y los desacuerdos entre hombre y mujer van plantando la simiente de la desafección entre ambos.

Pero, más interesante que el guion, que ciertamente no es la octava maravilla, es la forma en la que Patino desarrolla su historia: pareciera que, en contra de lo que en realidad ocurría, la película se hubiera rodado en un país de la Europa democrática, donde conversaciones sobre sexo como las que mantiene la protagonista con su psicóloga serían de lo más normal, pero no en la represiva España franquista, donde la Censura revisaba cada proyecto dos veces, una sobre guion, otra sobre película terminada. También es llamativa la aparición indubitable de sexo fuera del matrimonio (otro tabú para la época), la visión del adulterio sin las habituales condenas religiosas, e incluso una velada escena de desnudo ¡masculino! en una sauna, lo nunca visto (el desnudo masculino y una sauna en el cateto cine español de los sesenta, se entiende).

Sin ser la gran obra que todos hubiéramos querido de Patino, Del amor y otras soledades se pudo tomar tantas libertades (y los censores, cosa rara, se las dejaron tomar…) que es, sin duda, una rara avis en el cine de la época, y su osadía al hablar de sexo abiertamente, sin las mojigaterías del cine franquista, le reservan un lugar especial en la Historia del Cine español.

Lucia Bosé volvía a ser la mujer atribulada que ya compuso, con otros matices, en la espléndida Muerte de un ciclista (1955), de Juan Antonio Bardem, otra película que, afortunadamente, se adelantó a su tiempo. Carlos Estrada era ya en esa época un icono del cine español de calidad, habiendo intervenido de forma protagónica en algunas de las películas fundamentales de nuestra cinematografía, desde Ensayo general para la muerte (1963), de Julio Coll, a La tía Tula (1964), de Miguel Picazo, pasando por Tiempo de amor (1964), de Julio Diamante, y Crimen de doble filo (1965), de José Luis Borau. Como curiosidad, entre los intérpretes secundarios aparecen varios artistas o intelectuales de la época, como el músico Carmelo Bernaola, el dramaturgo Alfredo Mañas, la escritora María Aurèlia Capmany y el periodista Iván Tubau.


Dirigida por

Género

Nacionalidad

Duración

96'

Año de producción

Del amor y otras soledades - by , Apr 15, 2017
2 / 5 stars
Osadía en el franquismo