Tras el éxito de El precio del poder, con el prestigio de haber hecho un en general bien recibido “remake” del Scarface (1932) del gran Howard Hawks, además con una estrella rutilante como Al Pacino, Brian de Palma, a mediados de los ochenta, planeaba hacer un film con temática musical rock, cuyo título sería “Fire”, y que estaría protagonizado por un entonces en horas bajas John Travolta. Pero el proyecto finalmente no se pudo armar por problemas de financiación; a cambio De Palma retomará una idea que se le ocurrió años atrás cuando tuvo que buscar una doble de cuerpo para las escenas de ducha del comienzo de Vestida para matar (1978), cuando Angie Dickinson no accedió a rodar ella misma esos planos que requería aparecer con los pechos desnudos.
La acción del film se inicia en un cementerio de guardarropía. Un vampiro sofisticado y ultra maquillado nos enseña los colmillos, está en una tumba, pero cuando ha de salir se queda allí petrificado. Corten. Es una escena de una película barata de terror. Jake Scully, el actor, padece de claustrofobia, pero no quiere confesarlo para no arruinar su carrera. El director lo envía a su casa para que descanse. Cuando Scully llega al hogar se encuentra a su novia haciendo el amor con otro. Desencajado, escapa a un bar y se emborracha. Al día siguiente acude a unas pruebas, en las que conoce a un tal Sam, que le ofrece quedarse en un apartamento que está cuidando a un amigo porque él tiene que desplazarse a otra ciudad. Ya en el apartamento, Sam le muestra a través de un catalejo un numerito erótico que, según le dice, todas las noches ofrece desde su casa una vecina que vive en un apartamento próximo. Aquello termina de convencer a Jake, que se queda en el apartamento conforme a lo que le ha ofrecido Sam. Pero por la noche Jake asiste, en vez de al numerito erótico que esperaba, al ataque que un desconocido, que ha entrado en la casa de la vecina, perpetra salvajemente contra la chica, a la que Jake, angustiado, intentará auxiliar...
Brian de Palma diseñó Doble cuerpo como un sentido homenaje a partes iguales a sendos clásicos de Hitchcock: Vértigo (1958) y La ventana indiscreta (1954) fueron sus evidentes fuentes de inspiración. Pero, como en tantas ocasiones en Brian de Palma, el resultado obtenido de esta síntesis, a pesar de ser deudora de otras obras, tiene una entidad propia. Doble cuerpo es, así, una película extrañamente personal, siendo tan claros los títulos que han influido en ella con tanta obviedad. Y esa personalidad se la otorga, entre otras cosas, un gozoso despliegue de notables “set pieces”, escenas en las que De Palma realizaba toda una virtuosa puesta en escena, milimétricamente planificadas, con recursos puramente cinematográficos y soluciones muy creativas
Como curiosidad, debe destacarse un peculiar sentido del humor con el que están tratadas todas las escenas relacionadas con el cine porno. De Palma utiliza ese humor cómo colchón en el que remansar la dureza del mundo del “hardcore". Además, para evitar la descalificadora “X” que hubiera lanzado al film a los circuitos marginales de ese subgénero, de Palma tuvo buen cuidado en no pasarse en las escenas de sexo.
El título español no refleja con exactitud el original inglés, Body double, que se refiere a “doble de cuerpo”, la figura utilizada en el cine cuando un actor o actriz no quiere hacer una escena, generalmente de sexo, en la que tenga que exhibir su cuerpo desnudo, siendo sustituido por otro actor o actriz, generalmente poco o nada conocido, que le dobla. Esa figura, que en la película cobra todo su sentido, en el título español lo pierde.
Doble cuerpo es, fundamentalmente, una película sobre la inocencia: el protagonista, que se cree muy listo, es en el fondo un ingenuo que caerá en la trampa que arteramente le tienden. Es también una peli sobre las apariencias engañosas. A fin de cuentas, Doble cuerpo no deja de ser un ejemplo arquetípico de las virtudes y defectos de casi todas las películas de Brian de Palma: su filmografía está llena de momentos de gran brillantez cinematográfica, junto a otros de evidente vulgaridad, como si el cineasta solo se pusiera las pilas cuando afronta escenas en las que puede demostrar su evidente talento visual.
El protagonista, Craig Wasson, consiguió aquí uno de sus pocos papeles relevantes, habiéndose especializado, en general, en secundarios de productos de terror no especialmente distinguidos. Melanie Griffith, la hija de Tippi Heddren, compone una coprotagonista interesante, en una época, los años ochenta, en la que la futura esposa de Antonio Banderas tuvo varios títulos apreciable (Algo salvaje, Lunes tormentoso, Armas de mujer). La música, intrigantemente hitchcockiana (incluso herrmanniana), la puso Pino Donaggio, que colaboró con De Palma en varias ocasiones, como en la inolvidable partitura de Carrie (1976).
(19-05-2021)
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