Lunes tormentoso

Mike Figgis es un cineasta inglés de la generación posterior al Free Cinema. Empezó a hacer cine a mediados de los años ochenta, tras un primer trabajo para televisión, The House (1984). Su primer film para cine fue precisamente este Lunes tormentoso, con el que Figgis conseguirá trascender las fronteras nacionales para exhibirse a lo largo de todo el mundo occidental. Después lo cierto es que su carrera ha sido bastante irregular, con incursiones en Hollywood, con films como Asuntos sucios (1990), con las estrellas Richard Gere y Andy García; algunos destellos de nuevo en su tierra, con La versión Browning (1994); hasta llegar a la que posiblemente sea su película más conocida, Leaving Las Vegas (1995), de nuevo hecha en Estados Unidos pero bajo los auspicios del cine “indie”, una historia decididamente en clave romántica (sección “fou”) sobre el alcoholismo como forma de suicidio a lo Werther. Pero a partir del siglo XXI, la estrella de Figgis parece declinar; aunque sigue trabajando con regularidad, o lo hace para televisión en productos locales, o hace cortos de escasa repercusión, o las películas de cine apenas trascienden fuera de su país.

Pero con esta iniciática, original, emocionante Lunes tormentoso, Mike Figgis ingresó en el universo del cine internacional, en un thriller entreverado de drama (o viceversa), ambientado en una brumosa ciudad inglesa, donde se desarrollará  un conflicto pasional, por un lado, y de intereses económicos, por otro, en una historia que sabe a clásica pero al tiempo se trufa de innovación, la eterna cuestión entre el amor y el deber, entre la devoción y la obligación. Cine negro moderno entonces, no renuncia a una de las bases fundamentales del género, la denuncia del poderoso.

Para su primer film para pantalla grande Figgis contó con un reparto de lo más apañado y atípico: Melanie Griffith, en la turbulenta época en la que estuvo casada con Steven Bauer, más el cantante Sting, en una de sus por aquella época bastante frecuentes incursiones en el mundo de la actuación, más el estupendo secundario norteamericano Tommy Lee Jones, y el entonces favorito de Derek Jarman, Sean Bean, quien dos décadas más tarde alcanzaría gran popularidad, primero con su personaje de Boromir en la trilogía de El Señor de los Anillos, y en la década siguiente con su papel de Ned Stark en la serie Juego de Tronos.

La música es original del propio Mike Figgis, que generalmente se suele reservar esa tarea en sus películas, y la fotografía de Roger Deakins, antes de dar el salto al cine norteamericano, donde ha trabajado para lo más granado de Hollywood de los últimos treinta años: los hermanos Coen, Denis Villeneuve, Sam Mendes, David Mamet, entre otros.