Con toda seguridad no sabía Paul Wegener (alma mater de El estudiante de Praga, aunque la codirigiera con Stellan Rye) al abordar esta película que con ella iniciaba un movimiento estético, el expresionismo, al que no sería ajena una visión del mundo, y desde luego, de la Alemania de principios del siglo XX, la que se desangraría en dos guerras mundiales. El germen de esa tragedia está ya en este filme inevitablemente falto aún de una caligrafía totalmente cinematográfica, aunque el genio de Wegener ya intuyó algunas de las soluciones fílmicas que otros maestros del expresionismo adoptarían posteriormente.
Porque la historia de El estudiante de Praga es, en esencia, la tragedia de la Alemania del siglo XX, una metáfora sobre la dualidad de un pueblo sabio y honesto y una clase dirigente megalómana y genocida: Wegener y Rye lo dan a través de esta libérrima versión del Fausto de Goethe, aunque nominalmente la base argumental sea el Peter Schlemihl de Chamisso, además de influencias de Hoffmann e incluso incrustaciones de Poe (el relato William Wilson, por supuesto, aunque aquí la sombra especular sea maligna, no benigna, como en el relato poeano), la clásica historia del hombre bueno aherrojado por un pacto diabólico, lo que propiciará un desdoblamiento, un Jekyll y Hyde con dos cuerpos distintos, un enfrentamiento constante entre el Bien y el Mal.
Estilísticamente, El estudiante de Praga busca ya las claves que identificarían desde entonces el expresionismo: tenebrismo, estilización de las sombras, fuertes claroscuros, pero también un intento de huir de la teatralidad interpretativa que entonces lo impregnaba todo en el balbuciente cine de la sangrienta segunda década del siglo.
El codirector del filme, el danés Stellan Rye, es uno de esos casos de infortunio que en el cine, como en la vida, se dan de vez en cuando: cineasta de notable vigor y capacidad creativa, su carrera se limitó sin embargo a dos años, 1913 y 1914, pues moriría al año siguiente en Francia, en la llamada Gran Guerra.
Paul Wegener interpreta el personaje central, el Balduin demediado por mor de una suerte de venta de su alma (a estos efectos, su imagen especular) al taimado ser diabólico de turno; por cierto que Wegener frisaba ya los 40 años cuando protagonizó este filme, edad ciertamente provecta para hacer de estudiante…
El estudiante de Praga -
by Enrique Colmena,
Nov 05, 2013
4 /
5 stars
Metáfora de la Alemania novecentista
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