Estamos ante una de las 386 películas (sí, no hay error mecanográfico: trescientas ochenta y seis películas, si lo escribimos con letras…) que tiene en su filmografía el director Allan Dwan, un cineasta que comenzó prácticamente en los balbuceos del cine industrial, allá por 1911, para dejar de rodar cincuenta años después, en 1961. En este caso se trata de un western que contiene las constantes clásicas del género, pero, tal vez barruntando los malos tiempos que se avecinaban para este tipo de cine, tiene un cierto tono melancólico que parece presagiar el final de una época. En la trama, un tahúr y un pistolero formarán un invencible dúo contra quienes se les enfrentan, hasta que ellos mismos se verán encontrados por cuestiones de amores (se entiende que por una chica: en aquel tiempo los vaqueros gays de “Brokeback Mountain” lo tendrían crudo…).
El filme está libérrimamente inspirado en la novela “El jugador”, de Dostoievski, aunque es bastante difícil encontrar rastros del clásico ruso en esta versión ambientada en el Oeste americano. John Payne y Rhonda Fleming, dos intérpretes habituales de las películas de Allan Dwan durante los años cincuenta, encabezan el reparto. Como secundario figura Ronald Reagan, actor que nunca fue gran cosa hasta que consiguió el que sin duda fue el papel de su vida: el de presidente de los Estados Unidos, nada menos…
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