Pelicula:

(Esta película forma parte de la Sección Oficial del 20 FESTIVAL DE CINE EUROPEO DE SEVILLA – SEFF’2023).

Catherine Breillat (Bressuire, 1948) es una directora, guionista, actriz, escritora y profesora francesa (ha enseñado en La Fémis, nada menos...) de poliédrica obra artística. Escribió guiones para gente de la talla de Fellini, Bellocchio, Pialat o Cavani. Su cine como directora, del que se ha estrenado bastante poco en España, está muy relacionado con el sexo, a veces de forma explícita, como en Romance X (1999), que podríamos definir como un cruce entre Emmanuelle y los dramas de Bergman, que ya es decir... Lo cierto es que recordamos aquella película no precisamente con agrado, con tanta filosofía pretendidamente elevada mientras el personal, en pelota picada, se daba revolcones poco filosóficos, con ese Rocco Siffredi, el famoso actor porno, manteniendo el pabellón bien alto mientras su amada se dedicaba a hacer sesudas digresiones sobre el mar y los peces de colores...

Breillat sufrió un parón en su carrera, pero también, por supuesto, en su vida, en los primeros años de este siglo, cuando un ictus le dejó significativas secuelas físicas y locomotoras. Aún así, ha mantenido una producción de cine relativamente apreciable, siendo esta L’été dernier su por ahora última película. Curiosamente, Breillat afronta aquí el “remake” de un film bastante reciente, la danesa Reina de corazones (2019), de la cineasta May el-Toukhy, que llamó en su momento la atención al plantear una relación cuasi incestuosa entre una madrastra y su hijastro adolescente, con alguna escena que, literalmente, rozaba (por no decir entraba...) en la pornografía, ese terreno todavía relativamente vedado al cine comercial al uso.

Recordando la tan explícita Romance X, ya mencionada, parecía que a Breillat lo que le interesaba era precisamente ese aspecto rijoso de la relación sexual entre madrastra e hijastro menor de edad, pero vista la peli, la verdad es que esta nueva versión es, en ese aspecto, bastante más moderada que la original. La historia se ambienta en Francia, en nuestros días: Anne es una abogada especializada en temas relacionados con abusos de menores. Su marido, Pierre, tiene una empresa de buen tamaño; a ambos les va económicamente bien. Tienen dos hijas adoptadas, dos niñas de etnia china, de alrededor de 6 años; Pierre tiene también un hijo de un matrimonio anterior, Théo, un adolescente especialmente conflictivo, según creen porque su madre, con la que vive, no lo ha sabido encauzar bien, así que Pierre consigue llevárselo a su casa. Théo, en su nuevo hogar, empieza a hacer de las suyas: parece que va a ser complicado que tengan una relación familiar normal, aunque, eso sí, se lleva muy bien con las niñas. Pero entre Théo y Anne empieza a haber algo más allá de lo que se presupone en una relación materno-filial, aunque sea sin sangre de por medio...

Como decimos, esta El último verano sigue con bastante fidelidad el original de el-Thouky, así que habría que preguntarse por qué se ha realizado, cuando la primera película es de hace apenas 4 años y aquí no se aporta prácticamente nada nuevo, salvo, eso sí, un final distinto, que aquí nos parece más conservador, más conformista, aunque quizá también más pragmático que el original. Pero salvo ese detalle, poco hay de diferencia en la historia, sustancialmente la misma, incluso con similares escenas como el supuesto robo en la casa de los protagonistas o la celebración del cumpleaños de las niñas donde se descubre por primera vez el “pastel” (y no hablamos de la tarta con las velitas...).

Tanto este “remake” como su original vienen a ser, a la postre, películas sobre el deseo sexual, sobre el deseo irrefrenable que no sabe de conveniencias ni de licitudes, esa oxitocina, la hormona del amor, devastadoramente generada cuando los cuerpos entran en ebullición. Un encoñamiento, entonces, en la civilizada Francia de nuestro tiempo, en una casa donde no falta de nada, ni siquiera una razonable pulsión erótica entre los esposos, cuya ausencia podría haber justificado argumentalmente, quizá, una obsesión erótica de este calibre.

Breillat nunca ha sido una directora estilista, y aquí se confirma con una puesta en escena correcta pero a veces un tanto desaliñada, en una película cuyo mayor defecto es, precisamente, su existencia, al ser la repetición casi clónica de un reciente film ya ampliamente conocido, laureado y, nos parece, más conseguido. Con todo, no es despreciable, y El último verano se disfruta como la película adulta que es, sobre un tema vidrioso de esos que solo se pueden abordar en nuestro tiempo, y que hubiera sido más bien improbable en el cine  del siglo pasado.

Buen trabajo de la protagonista, Léa Drucker, a la que Breillat hace tener unos cuantos orgasmos (fingidos, claro) a lo largo del film, orgasmos larguísimos e intensísimos de los que podría aprender la mismísima Meg Ryan de Cuando Harry encontró a Sally... Porque, aunque aquí no hay sexo explícito, como cabía suponer en la directora de Romance X, sí que hay unas coyundas larguísimas, varias cabezas folladoras (gracias, Vicente Aranda) que parecen disfrutar muchísimo... Lo tiene dicho Breillat, en cine (en cualquier arte, añadiríamos nosotros) hay que encontrar su propio estilo; y el suyo, qué duda cabe, incluye mucha epidermis, mucho jadeo y, eso sí, como te descuides, te encaloma a Rocco Siffredi...

(24-11-2023)


 


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El último verano - by , Nov 25, 2023
2 / 5 stars
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