Desde el comienzo de su carrera Kathryn Bigelow se mostró como una directora de películas de acción y así lo confirman sus logros en títulos como Acero azul (1990), Le llaman Bodhi (1991) o K-19. The Widowmaker (2002): ahora se atreve con un film bélico. Emplaza sus cámaras en la guerra de Irak y la cuenta a través de un grupo de artificieros que se dedican a desactivar bombas. En el inicio, el jefe del grupo muere en una de esas acciones y llega el sargento James, curtido en mil acciones de esa clase por la gran cantidad de artefactos desactivados. Es un hombre que ama su profesión, que parece no tener miedo al peligro, que mira a la muerte de frente y le presenta cara cada día, necesitando la adrenalina que esas actuaciones le producen en su cuerpo. Esto se recoge en la frase que aparece al inicio, en los créditos "la guerra es una droga", y así es para James, que sin esa tensión no puede vivir.
A Bigelow no le interesa la denuncia contra la guerra, ni la ideología, ni el posicionamiento ante la misma, sino hacer una especie de reportaje, de semidocumental de la vida de estos hombres. En parte la cinta fue rodada en 16 mm para dar mayor agilidad y mucho de su metraje se filmó con cámara en mano, como un falso noticiero televisivo, para captar mejor la tensión de cada instante, aunque hay ocasiones en que resulta excesiva, mareante. Producción de corto presupuesto, con actores poco conocidos para que el espectador se identifique mejor con ese héroe anónimo, inmerso en los horrores de la guerra y el sufrimiento ante la muerte de los compañeros caídos en el combate.
El guión del periodista Mark Boal, autor del artículo en que se basó En el valle de Elah, que vivió esa guerra, muestra la tensión en cada momento, aunque ésta se repita con demasiada frecuencia a lo largo del relato, casi sin dar lugar a que sepamos más, desde el punto de vista humano, de esos soldados, de sus vidas, de sus familias, de su pasado. Bien el trabajo de los actores, destacando la labor de Jeremy Renner en el papel del sargento James. La realización de Bigelow aporta suspense y eficacia en la puesta en imágenes, aunque a pesar de ser una película interesante terminamos con una sensación de vacío, como si hubiera sido posible dar más de sí. Film duro que nos enseña las entrañas de la guerra con el realismo que vemos cada día en los telediarios.
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