Esta fue la película que descubrió el talento de John Carpenter para poner en imágenes obras que producen escalofrío en el espectador. La noche de Halloween es modélica en su género, no sólo por la creación de una atmósfera espesa y angustiosa, que parece fácil pero realmente es muy difícil de conseguir, sino porque Carpenter consiguió una pequeña joya del horror con cuatro perras gordas y una utilización memorable del “suspense” cinematográfico. Después seguiría impactándonos con filmes como La niebla, 1997: Rescate en Nueva York o La cosa, pero en ninguno de ellos llegó a la altura de esta cinta realizada en estado de gracia; no digamos ya en los últimos años, ya en el siglo XXI, cuando su talento parece exhausto.
La noche de víspera de Todos los Santos, el Halloween de los países anglosajones; la típica fiesta familiar e infantil, una pequeña población de Illinois se ve sacudida por un crimen espantoso, tanto más cuanto que el asesino sólo tiene seis años, y la víctima es su propia hermana. Algunos lustros más tarde el asesino, recluido de por vida en un manicomio, escapa. Con un loco suelto, varios canguros de cascos ligeros y un doctor obsesionado por encontrar al criminal, Carpenter consigue una película de rara fascinación e imposible olvido.
Lamentablemente, La noche de Halloween fue plagiada por un buen número de cineastas sin talento, dando lugar a un subgénero dentro del terror, el de los “psycho-killers”, asesinos psicópatas, de funesto recuerdo, y por supuesto a una larguísima ristra de secuelas de la propia saga, incluida la última (cuando se escriben estas líneas…), Halloween: el origen.
Es evidente también su poderosa influencia en otras sagas posteriores, sobre todo en la de Viernes 13. Protagonizan esta memorable joyita del cine de terror el siempre entonado Donald Pleasence, como el doctor que busca al endemoniado asesino, y Jamie Lee Curtis, por entonces todavía en los comienzos de su carrera, cuando todavía se referían a ella como la hija de Tony Curtis y Janet Leigh. La música del propio John Carpenter es magistral, inolvidable.
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