Rouben Mamoulian (Tiflis, Antiguo Imperio Ruso, actual Georgia, 1897 – Los Ángeles, 1987) fue un cineasta de exquisitas maneras que hizo del estilo su marca de fábrica. Su filmografía no es muy numerosa: en casi 40 años de carrera solo hizo 16 largometrajes, aunque en todos ellos supo poner su impronta, fundamentalmente en fastuosos escenarios más cercanos a la fantasía que a la realidad, en historias generalmente románticas, como El cantar de los cantares (1933), Sangre y arena (1941) y, en clave también musical, La bella de Moscú (1957), su despedida de la dirección. También cultivó otros géneros, como era habitual en el sistema de los grandes estudios de la época dorada de Hollywood, incluso haciendo una incursión en el terror, con una de las más recordadas versiones del relato stevensoniano El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde en El hombre y el monstruo (1931).
La Reina Cristina de Suecia cuenta (convenientemente ficcionalizada y tomándose todas las licencias artísticas que fueran menester) una parte de la vida de la famosa monarca escandinava, durante el siglo XVII, en la que se enamoró del embajador español en su país, Antonio Pimentel.
Greta Garbo, conocida popularmente por el apelativo de “La Divina”, interpreta a la mítica Cristina, la soberana escandinava que supuestamente renunció al poder por amor, la historia de una mujer adelantada a su tiempo que causó un gran revuelo en las cortes de las monarquías de su siglo. Ciertamente, la película no sería la misma sin el extraordinario magnetismo de Garbo, siete años antes de su inesperada retirada del cine (sí, igual que la Reina Cristina, que abdicó de la corona). El galán, John Gilbert, muy afamado en su época, ha quedado sepultado por el tiempo.
(28-02-2021)
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