Pelicula:

Me precio de conocer bastante bien la política norteamericana; más que la media en España, desde luego. Sin embargo, la visión del nuevo film de Robert Redford como director (en este caso también como actor, faceta que no ha simultaneado en la misma cinta salvo en El hombre que susurraba a los caballos) me ha sumido en la perplejidad. Porque las claves que aquí se manejan son de política demasiado interna, sólo para iniciados en los vericuetos, con frecuencia tenebrosos, que se manejan en las bambalinas de la Casa Blanca o el Capitolio y en los despachos de los medios de comunicación de primer nivel.


Se nos cuentan tres historias, de alguna forma entrelazadas: un joven y ambicioso senador republicano, probable aspirante a la presidencia, cita a una veterana periodista de ideas izquierdistas, para intentar convencerla de una nueva estrategia en Afganistán que puede servir como trampolín del trápala hacia su objetivo; simultáneamente, un prestigioso profesor universitario intenta hacer reaccionar a un aventajado alumno pero afectado por un ataque de flojitis aguda; la tercera historia se ambienta en el país afgano, donde dos antiguos alumnos del profesor, alistados en el ejército, habrán de enfrentarse, por mor de la nueva (y suicida) estrategia del ambicioso senador, a una muerte segura.


La conclusión es obvia, y tan cara para un progre como Redford: la guerra de Afganistán, y no digamos la de Iraq, fue un error, y los halcones de Washington buscan medrar a costa de las vidas de sus compatriotas para alcanzar sus espurios objetivos. Pero para no parecer un antipatriota, la historia cuenta también el sacrificio por su país de los dos pánfilos universitarios, pertenecientes a minorías desfavorecidas (negro e hispano, por más señas), y el velado apoyo que el propio Redford, en su papel de profesor, les dispensa en su empeño. La bajada de pantalones final de la periodista, tan esperable a fuer de mero sentido de la supervivencia, viene a poner un punto de amargo regusto en esta fábula de los seráficos demócratas y los pérfidos republicanos; no seré yo quien dude de esa adjetivación, desde luego, al menos a la vista de lo que ha hecho el partido de George W. Bush en los últimos siete años.


Lo malo es que Estados Unidos (y el resto del mundo, no lo olvidemos) está metido en un fregado en ambos países, y en Oriente Próximo, del que nadie sabe como salir. Leones por corderos es, de esta forma, una película para consumo interno norteamericano, y, dentro de ese público nacional, sólo para gente de cierto nivel de formación e interés por la política. De hecho, el estreno esta semana en su tierra se ha saldado con una muy moderada repercusión en taquilla.


Las dos entrevistas, la del senador y la periodista, por un lado, y la del profesor y el lila del alumno WASP, por otro, resultan extenuantes en su duración, con temas que a los ajenos a la sociedad americana nos resultan perfectamente prescindibles. Queda entonces la historia de acción, la de los dos universitarios emboscados en Afganistán, pero ni siquiera ésa llega a tocar la fibra sensible, que es lo que se supone que pretende, con los dos soldaditos (iba a escribir “de Pavía”: éstos más bien serían “de Rumsfeld”…) hechos polvo y cercados, pero sin que la heroica camaradería a ultranza de ambos nos llegue mucho más allá de la epidermis…


Redford, excelente descubridor de nuevos talentos a través de su Instituto Sundance y del festival de igual nombre (aunque es cierto que últimamente está siendo muy discutido), y actor de raro carisma, no raya a igual nivel como director. Cómo será de endeble su desempeño en esta tarea que incluso una actriz tan solvente como Meryl Streep aparece sobreactuada, con toda una batería de mohines y tics de supuesta sorpresa que hacen poco verosímil su personaje. El hecho de que Cruise haga de Cruise, con el atuendo de senador "halcón" (sí, como si fuera el Ken Halcón de la Barbie), no es noticia: siempre hace de sí mismo…


(13-11-2007)


 


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92'

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Leones por corderos - by , Jun 12, 2022
1 / 5 stars
Demasiado norteamericana