Pelicula:

Hay películas que trascienden su mero papel de entretenimiento o incluso de disquisición filosófica, política o moral, para llegar a ser algo más: pertenecen a esa rara estirpe de obras que reconcilian con el ser humano, por cuanto enaltecen, de forma sutil y sin subrayados, con naturalidad, lo mejor que hay en el Hombre. Se me ocurren algunos títulos a vuela pluma: Billy Elliot (2000), por ejemplo, o nuestra estupenda Solas (1999), films en los que, contra toda esperanza, el ser humano es capaz de sobreponerse a desventuras y penosas contingencias para dar lo mejor de sí mismo. También es el caso de aquella memorable película de Peter Weir, El club de los poetas muertos (1989), que marcó a una generación y la hizo creer que era posible una Humanidad más noble y generosa.


A esa bella raza pertenece esta Los chicos del coro, emparentada con el film de Weir por varias circunstancias: aquí hay también un nuevo profesor, unos chicos aletargados, una razón para la esperanza: en Weir, la poesía; aquí, en Barratier, la música, concretamente el canto. También hay diferencias, desde luego: en El club... el contexto era un colegio de adolescentes ricos, y los problemas a los que se enfrentaban los estudiantes eran de índole existencial; en Los chicos... el paisaje es nada menos que un atroz reformatorio en la dura postguerra francesa, y los muchachos tienen problemas de mucha más enjundia que sus homólogos USA.


Si me preguntan, les diré que me place más Los chicos del coro, porque no hay esa sensación de megalomanía que, inevitablemente, concurre en toda película norteamericana de gran presupuesto, donde todo tiene que ser "lo más grande". Con los sentimientos es preferible ser menos ostentoso, como ocurre con esta leve joya minimalista de Christophe Barratier, un bellísimo poema sobre la capacidad del Hombre de mejorar contra todo pronóstico: un maestro, casi un encantador de serpientes, habrá de luchar contra la inercia al despeñamiento del grupo de muchachos a los que ha de enseñar, y contra la estulticia de una sociedad (ese director del colegio, tan infame, tan abominable) que, sencillamente, absurdamente, no cree en la libertad del ser humano sino en su aherrojamiento.


Espléndida película, casi la primera de su director como tal, un Christophe Barratier del que ya nos habían llegado otras pequeñas maravillas, éstas como productor, con títulos sugerentes como Nómadas del viento (2001) y Microcosmos (1996), en un campo, el documental, que no hacía presagiar que tras tales empeños hubiera un alma de tan enorme voltaje lírico.


(09-12-2004)


 


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97'

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Los chicos del coro - by , Feb 23, 2024
4 / 5 stars
El club de los cantantes muertos