Tras una primera etapa en la que se consagró como el cómico moderno de mayor influencia entre el público de clases ilustradas, una vez entregada la antorcha por Jerry Lewis, Woody Allen da el salto en 1977, con la espléndida Annie Hall, hacia territorios más trascendentes, la comedia dramática.
Pero será en 1979 cuando Allen demuestre definitivamente que se ha hecho con todos los resortes de la realización cinematográfica en esta Manhattan, la historia de unos seres más allá de los problemas de la mera supervivencia, que plantean sus vidas en el entorno mágico de la "sky-line", la línea del cielo neoyorquina.
Con un espléndido blanco y negro que resalta el tono urbano de esta comedia perfecta, Allen describe las relaciones entre sus personajes, que giran todas en torno al típico hombrecillo torpe de manos pero rápido de lengua, obseso del sexo, constante pensador sobre Dios y la cultura, no necesariamente por ese orden, y las mujeres de su vida, rol que constituye, seguramente, su mayor aportación al cine moderno, como lo fueran en su momento el Charlot de Chaplin o el Hulot de Tati.
Agudos diálogos, acres sátiras de la pseudointelectualidad (ahora tan habituales, pero que hasta Allen nadie había hecho), un microcosmos de sentimientos y desencuentros, una obra maestra.
92'