No son muchas las realizadoras que la cinematografía universal aporta al apartado de la dirección. Sin embargo algunas llegan y hasta logran destacar, como ocurrió con Étienne Chatiliez con su primer largometraje, La vida es un largo río tranquilo, a la que la crítica saludó con alborozo a pesar de los defectos propios de toda primera obra.
Ahora Chatiliez vuelve a la carga con una nueva película, Tatie Danielle, a la que en España se le ha titulado absurdamente ¿Qué hacemos con la abuela?, tal vez por aquello de dar a entender una problemática muy actual como es la de qué hacer con los ancianos que tenemos a nuestro cargo cuando éstos nos estorban o queremos marcharnos de vacaciones y no sabemos qué hacer con ellos.
Aquí nos cuenta la historia de una anciana que, ya viuda, goza con martirizar a los que tiene a su alrededor. Primero es con la anciana criada que la cuida y después, cuando ésta fallece accidentalmente, con la familia de sus sobrinos que la recogen. Pero llega un momento en que la anciana encuentra la horma de su zapato en una joven criada que se queda a su cuidado cuando la familia en cuestión sale de viaje.
Las guionistas le dan la vuelta al personaje central de la pobre vieja a la que por el hecho de serlo se le supone bondadosa. Nada más lejos de ello. Pero el relato, que trata de poner patas arriba todos los defectos de una determinada clase social con sus hipocresías, no llega a ser redondo, sacando la directora todos los defectos acumulados en su anterior film.
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