Tay Garnett ha pasado a la historia del cine como el autor de “El cartero siempre llama dos veces”, en su primera versión, un admirable y denso melodrama “noir” donde Lana Turner y John Garfield daban vida a una pareja ferozmente apasionada que no dudaban en eliminar al marido de ella para ser libres. “Siempre Eva”, sin embargo, está escrita y dirigida con ánimo de divertir, de hacer surgir la sonrisa, en esa magnífica tradición del cine americano clásico que hacía que cualquier buen director pudiera hacer películas de géneros dispares, y hacerlo bien siempre.
Estamos de nuevo ante el cine dentro del cine: un ejecutivo agresivo es llamado para salvar de la muerte a un estudio de producción cinematográfica que está en las últimas. Allí habrá de vérselas con directores supuestamente geniales (o más propiamente genialoides…), actrices descarriadas y ladinos productores que están al cabo de la calle y se las saben todas. Garnett, con su buen hacer, hizo encaje de bolillos, conduciendo con profesionalidad esos excelentes diálogos que hoy día tan poco se oyen. El reparto lo encabeza un Leslie Howard en la cima de su carrera; poco después interpretaría el papel de Ashley en “Lo que el viento se llevó”, personaje que le encumbraría definitivamente, a pesar de no ser el protagonista; lamentablemente, el guapo Leslie murió en acción de combate pocos años después, durante la Segunda Guerra Mundial, cuando pilotaba un caza. Además, está la espléndida belleza de Joan Blondell y un entonces semidesconocido Humphrey Bogart.
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