Parece lógico que Marvel Comics quiera rentabilizar sus superhéroes, sobre todo después de que Los vengadores se haya convertido (cuando se escriben estas líneas) en el tercer título que mayor recaudación ha obtenido jamás en el mundo, con la bonita cifra de más de mil quinientos millones de dólares sólo en salas de cine. Así las cosas, estaba cantado que, aparte de las secuelas correspondientes que se irán haciendo de esa saga colectiva, los distintos héroes (llámense Iron Man, Capitán América, X-Men o este Thor) van a seguir produciendo nuevos segmentos con los que llenar las arcas marvelianas.
Si en 2011 fue el exquisito Kenneth Branagh el que, inesperadamente, tomó las riendas de Thor, la primera de las historias del dios escandinavo, ahora es un bragado realizador de series televisivas de primer nivel; porque Alan Taylor, de escaso bagaje aún en cine de gran pantalla, se ha hecho de todo en seriales televisivos. Y qué seriales: Juego de tronos, Mad Men, Los Soprano, Ley y orden, Roma, Perdidos, Boardwalk Empire… por sólo citar algunas de las mejores producciones hechas para la pequeña pantalla en este siglo XXI. Taylor no es un exquisito como Branagh, pero sí un cineasta seguro y con capacidad para intrigar y para dar densidad a sus historias; aquí el meollo es la relación entre los dos hermanos, el bueno y el malo, y cómo, inopinadamente, quizá ambos tengan mucho más en común de lo que hasta ahora habíamos intuido. No hay ya quizá el aliento shakespeareano que irisaba guadianescamente el anterior título de la serie de la deidad rubia, pero el conflicto familiar tiene entidad y permite que las escenas de acción, que es lo que demanda mayormente el público habitual de este tipo de productos, tengan un cierto contrapeso, un calculado equilibrio.
Eso sí, es una pena que los guionistas hayan tirado en exceso de las influencias tolkienianas, pues es evidente que el nuevo malvado de este filme está inspirado en el Sauron de la trilogía de El Señor de los Anillos y toda la parafernalia que conlleva, incluida la existencia de un talismán prodigioso: en Tolkien y Peter Jackson el famoso anillo de, sucesivamente, Gollum, Bilbo y Frodo; en esta nueva entrega de Marvel el llamado Éter, de tenebroso poder exterminador.
A reseñar también ciertos toques de humor, ausentes en el anterior y más grave capítulo de la saga, propiciados aquí casi siempre por el hermano villano, Loki, y su tendencia a metamorfosearse, por no decir travestirse, incluida una escena en que lo hace en… el capitán América, con los rasgos de Chris Evans, haciendo un chiste privado sobre los “nuevos amigos” de Thor (obvia alusión, claro está, a Los vengadores).
Los efectos especiales, como es habitual en este tipo de megaproducciones, cortan la respiración, si bien es cierto que, a estas alturas, es fácil seguir los tributos (llamémosle así…) que hacen los chicos de los F/X, desde Star Wars a Star Trek, entre otras evidentes influencias.
Notable reparto: aparte del siempre espléndido Anthony Hopkins, el más majestuoso Odín imaginable, habrá que citar a Natalie Portman, para mi gusto la mejor actriz norteamericana de su generación, o veteranos actores curtidos en mil batallas como Stellan Skarsgard, aquí presto a quedarse en bolas por un quítame allá esas pajas (con perdón, dado el tema…).
Thor. El mundo oscuro -
by Enrique Colmena,
Nov 06, 2013
2 /
5 stars
De Shakespeare a Tolkien
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