Un hombre en el tejado

En Estocolmo, un comisario de Policía aparece brutalmente asesinado, a golpes de bayoneta, en la clínica en la que convalecía de una enfermedad. Sus compañeros del cuerpo pondrán todo su celo en encontrar al culpable, que se sospecha puede ser un componente de la propia Policía...

Bo Widerberg (Malmö, 1930 – Bastad, 1997) fue uno de los cineastas suecos de la generación posterior a la de Ingmar Bergman, quien sin duda marcó un antes y un después en el cine de su país, y en el cine en general. En esta misma generación de cineastas post-Bergman cabría encuadrar también a nombres prestigiosos como Vilgot Sjöman, Jan Troell y Mai Zetterling, entre otros. Todos ellos estuvieron influidos por la personalidad apasionante del maestro Bergman, aunque quizá el más desprendido de esa influencia fuera precisamente Bo Widerberg. De su amplia filmografía (24 títulos) apenas se han visto en España cuatro películas, a saber: Elvira Madigan (1967), Joe Hill (1971), esta Un hombre en el tejado (1976) y su postrer film, La belleza de las cosas (1995), rodado dos años antes de morir.

Su cine tiene con frecuencia una acentuada preocupación social, como se apreciaba en títulos como la mentada Joe Hill. En esta Un hombre en el tejado, Widerberg vuelve a la carga, haciendo una profunda reflexión sobre la Policía como cuerpo garante de la seguridad de la sociedad, y de las peligrosas desviaciones en que pueden incurrir algunos de sus miembros. Ese mismo tema ya lo tocó Robert Aldrich en La patrulla de los inmorales (1977), pero su estilo y su conclusión eran diferentes a las que obtiene Widerberg aquí. Poseedor de una serena y pausada manera de hacer cine, el realizador sueco dota a su película de un ritmo uniforme, magnifico. De una forma fría y calculada, el planteamiento de la cinta nos va desvelando poco a poco quién es el asesino, aunque sin dar demasiada importancia a ese hecho, para centrarse en lo que realmente le interesa al realizador, la acre denuncia de oscuras connivencias dentro del cuerpo policial.

Tras la brillante acción exterior, en Un hombre en el tejado se esconde un doloroso análisis de la vida humana, de su sentido, de su significado, pero sin buscar un trascendentalismo hueco. Fotografía y música a tono con las muy estimables calidades del film redondean, junto a una acertada interpretación de todo el reparto, encabezado por Carl-Gustaf Lindstedt y Sven Wollter, una película ciertamente recordable por muchos motivos: preocupación social, denuncia de oscuras tramas de quienes debían velar por la ley, formidable factura, notable ritmo narrativo.

(26-01-2022)