Serie: Ana Tramel. El juego

Disponible de forma gratuita en RTVE Play.

Roberto Santiago (Madrid, 1968) es un director de cine que, además, se desempeña  también en otras variadas facetas creativas, todas ellas dentro de lo que podríamos llamar artes narrativas: novelista, guionista, dramaturgo, realizador de televisión. En cine tuvo su momento de gloria en los primeros años de este siglo XXI, con varias comedias como El penalti más largo del mundo y El club de los suicidas, que gozaron de cierta popularidad, aunque tampoco eran nada del otro mundo artísticamente hablando. Tras publicar su primera novela para adultos (en el campo infantil tiene ya una larga carrera), con el título de Ana, editada por Planeta, RTVE, en comandita con dos productoras españolas (DeAPlaneta, del grupo regido por la familia Lara, y Tornasol Media, la sección catódica del grupo productor dirigido por Gerardo Herrero y Mariela Besueivsky) y una alemana (ZDF Enterprises), acometen su adaptación a una miniserie de 6 capítulos, esta Ana Tramel. El juego.

La historia transcurre en nuestros días. Conocemos a Ana Tramel; quien fuera prestigiosa abogada penalista, sin embargo, atraviesa por una época nefasta: adicta a los calmantes y al alcohol, se gana la vida de mala manera recurriendo multas de tráfico en el bufete de una amiga; su vida  empeora aún más cuando le comunican que su hermano Alejandro, con el que cortó su relación años atrás, ha sido acusado del asesinato del director del casino Gran Castilla. Ana, tras dudar qué hacer, decide encargarse de la defensa de su hermano, aunque los indicios son abrumadores en su contra. Se entera entonces de que su hermano es padre de un niño de 2 años, junto con una bailarina rusa de espectáculos de “strip-tease”, y que atravesaban por una situación económica muy delicada, estando Alejandro, además, afectado por una ludopatía en grado extremo. Pero pronto Ana se da cuenta de que su decidida apuesta por averiguar la verdad, y que ésta no es, según cree, la versión oficial, no le acarreará más que problemas, incluso con grave quebranto para su propia salud, inferido por sus enemigos...  

A través de los 6 capítulos de la miniserie, titulados El juego, La demanda, Fantasmas, La traición, La sangre y El lobo, se nos va narrando la odisea de una mujer que conoció tiempos mejores, en su lucha contra una corporación del juego que no tiene escrúpulos en utilizar medios ilegales para alcanzar sus objetivos. En ese sentido, la miniserie tiene un nítido mensaje contrario a las empresas que se dedican a los juegos de azar, fundamentalmente (aunque no solo) a aquellas que permiten las apuestas a gran escala, como los casinos de lujo. Otra de las características esenciales de la obra, incluso quizá la primera de ellas, es el peculiar perfil de la protagonista, una mujer que, a pesar de su exquisita formación jurídica, no duda en saltarse la ley cuando cree hacer lo justo (aunque parezca un oxímoron...). Ana Tramel como personaje es, o así nos lo parece, el hallazgo de la serie, lo que la hace diferente a otras que no son demasiado distintas: aquí Maribel Verdú, en uno de sus mejores trabajos de los últimos años, está sembrada como la mujer de armas tomar que se enfrentará a todo y a todos, incluido lo legal (sus superiores jurisdiccionales) y lo ilegal (el entramado delincuencial al que recurre sin tapujos sus adversarios del conglomerado empresarial de los juegos de azar). Y es que Ana Tramel es un dechado de defectos de faltas, pero también una mujer con una voluntad férrea para llevar adelante aquello en lo que cree.

La trama se sigue con facilidad, de la mano de los dos directores encargados de la puesta en escena, los muy seguros y solventes Salvador García Ruiz (Mensaka, El otro barrio, Isabel) y Gracia Querejeta (El último viaje de Robert Rylands, Cuando vuelvas a mi lado, Héctor). Como decimos, temáticamente las dos líneas fundamentales son la denuncia de las grandes corporaciones que se dedican a explotar el juego de azar, descritas aquí como faltas absolutamente de escrúpulos cuando se trata de captar incautos que creen que pueden hacerse ricos en la ruleta o los juegos de cartas, cuando es bien sabido que la banca (casi) siempre gana... El otro eje temático es la construcción de un personaje de perfiles muy marcados, la protagonista, un personaje cuyas actitudes viscerales, con frecuencia, impiden que el espectador empatice con ella, algo evidentemente pretendido por Santiago y su coguionista Ángela Armero, a la búsqueda de un rol fuerte, con graves problemas psicológicos y de adicciones, pero con una personalidad muy remarcable, muy dura.

La puesta en escena de García Ruiz, que se encarga de 4 episodios, y de Querejeta, que lo hace en 2, es en todo momento muy profesional, incluso elegante, con buen ritmo narrativo y capacidad de intrigar, aunque también es verdad que se aprecia a veces cierta sensación de artificiosidad. Hay escenas, como la de la partida ilegal (en la que Ana Tramel ejerce de Orfeo, teniendo que ir al rescate de su Eurídice, para el caso uno de los componentes de su exiguo equipo), que están resueltas con notables dosis de tensión. Cada capítulo, en especial los primeros, terminan en potentes “cliffhangers” que, además, no se desinflan al comienzo del siguiente episodio, como tan común es lamentablemente en algunas series de intriga.

Estamos, evidentemente, ante un thriller judicial, pero no solo judicial, toda vez que, para establecer la posible inocencia de su hermano, Ana se verá metida en asuntos muy complicados y peligrosos, resultando ella misma gravemente afectada por su terca insistencia en encontrar la verdad.

Por si había alguna duda sobre la intención de la miniserie, el “speech” final de la protagonista en el juicio será un muy sentido alegato contra los que fomentan canallescamente la ludopatía, y en concreto contra aquellos que priman a todo trance su beneficio económico sobre la salud y la vida de sus clientes.

Con una buena interpretación, en especial la de la propia Verdú, como queda dicho, pero también del resto de actores y actrices, muy bien dirigidos por García Ruiz y Querejeta, Ana Tramel resulta ser una obra intensa, bien narrada y que se sigue con interés, y cuya visión sobre la humanidad no es, precisamente, muy esperanzada; y es que quizá la moraleja de la obra audiovisual no sea sino que nadie es digno de confianza en este mundo, todos, en algún momento, te la jugarán, te traicionarán. Un final relativamente feliz no contradice esa desoladora impresión que, en su conjunto, produce la miniserie.


Ana Tramel. El juego - by , May 14, 2022
3 / 5 stars
La banca (casi) siempre gana