Serie: Petra

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En el cine reciente es frecuente ver adaptaciones a la pantalla, grande o pequeña, de novelas policíacas de autores españoles contemporáneos. Véanse los casos de Lorenzo Silva (El alquimista impaciente, La niebla y la doncella), Dolores Redondo (la conocida como Trilogía del Baztán: El guardián invisible, Legado en los huesos, Ofrenda a la tormenta), Eva García Sáenz de Urturi (El silencio de la ciudad blanca), Carmen Mola (la serie La novia gitana), entre otros. Alicia Giménez Bartlett también vio llevada al cine su ciclo de novelas más famoso en la serie Petra Delicado a finales del siglo XX, de la mano del cineasta catalán Francesc Betriu. Lo que no es habitual es que sea una cinematografía extranjera la que versione una novela negra hispana, como sucede con esta serie Petra, grabada en Italia trasplantando los personajes y las situaciones de las novelas de Alicia desde la Barcelona en la que transcurrían las tramas a la Génova también mediterránea y, por ello, no tan lejana.

La miniserie Petra consta de 4 capítulos de unas 2 horas cada uno, duración ciertamente excepcional que no se suele estilar en estos tiempos en los que el metraje estándar de las series se ha fijado convencionalmente en 45/50 minutos; tales episodios, muy largos, sin embargo aquí ganan en interés a partir de la mitad de sus respectivos metrajes.

Conocemos en el primer capítulo a Petra, inspectora de Policía que sestea en Comisaría desde hace tiempo en las poco estimulantes tareas de archivo, tras dos historias sentimentales en las que acabó escaldada y con la autoestima por los suelos, con un fuerte e insuperable complejo de inferioridad con respecto a una de sus parejas. Al final de su guardia llega el caso de violación de una chica. A la inspectora le encargan el caso, aunque no le entusiasme, y le adjudican a un ayudante, el veterano Antonio Monte, hombre circunspecto y estricto cumplidor de las normas. La inspectora resulta ser más bien un cardo borriquero, y las relaciones con su ayudante, pero también la expeditiva forma de llevar la investigación, supondrán serios quebraderos de cabeza para ambos…

El personaje de Petra Delicado fue uno de los primeros que, en el contexto de la novela negra española, presentó a una detective de Policía al frente de casos de investigación criminal, personaje que apareció por primera vez en el libro Ritos de muerte en 1996. Con Petra nace un personaje peculiar, con una perspectiva claramente femenina y feminista, con un varón a sus órdenes como auxiliar en sus investigaciones, y una forma muy especial de afrontar los casos, entre la heterodoxia y, con frecuencia, la tendencia a saltarse las reglas. Su traslado aquí al universo genovés pronto se advierte que no modifica en gran cosa la esencia del personaje, que habrá de afrontar, en estos cuatro capítulos, otros tantos casos ciertamente complejos y digamos vidriosos. Las novelas adaptadas por los italianos en estos episodios resultan ser las cuatro primeras del ciclo del personaje de la inspectora catalana, a saber: Ritos de muerte, Día de perros, Mensajeros de la oscuridad y Muertos de papel. Los temas, en general, resultan muy escabrosos, desde una cadena de violaciones en las que el violador no eyacula nunca, pasando por otro en el que los perros tendrán un papel fundamental, sin olvidar el capítulo en el que la inspectora empieza a recibir macabros paquetes con penes amputados, y un último episodio con chantajes a personajes populares, combinado con armarios de los que no se quiere salir y chaperos.

La serie, que se inicia en cada capítulo con unos curiosos créditos en dibujos en blanco y negro que recuerdan a los de nuestro Ops, nos parece un producto sólido, narrado con soltura por la creadora y a la vez directora Maria Sole Tognazzi, hija del famoso Ugo Tognazzi y ya fogueada cineasta. Es cierto que la realización peca quizá de cierta frialdad, de cierto tono como mecánico, pero ello conviene bien al personaje de Petra, del que podríamos decir que tiene un cierto componente del síndrome de Asperger a la vista de muchas de sus reacciones, en las que con frecuencia actúa como si no sintiera las emociones habituales de los seres humanos. El personaje de Petra, en la miniserie, resulta ser ciertamente contradictorio, como lo es también el creado por Giménez Bartlett, siguiendo Maria Sole Tognazzi con frecuencia la estela marcada por las novelas de la escritora albaceteña. Petra, como decimos, resulta curiosamente contradictoria en su brutal forma de afrontar las investigaciones, sin pararse en barras con normas ni reglas, ni tampoco se puede decir que sea precisamente respetuosa con sus superiores ni con la jerarquía establecida en la Policía, pero a la par resulta extraordinariamente vulnerable cuando su primer ex aparece en escena, comiéndole éste el terreno absolutamente, como si la mujer fuerte y poderosa que ejerce implacablemente su oficio de perseguidora de crímenes, cuando está frente del que fuera su marido, se convirtiera en un cándido corderito, ante quien aparece totalmente cohibida. También la relación de Petra con su hermana, sobre la que la inspectora evidencia que no tiene interés alguno, y con los sucesivos amantes con los que se acuesta, con los que no quiere tener más allá de un polvo y poco más, refuerzan la idea de que la protagonista padece, quizá amortiguado, el mismo síndrome de Asperger que hizo famoso el personaje de Sheldon Cooper en The big bang theory. Esas contradicciones, por supuesto, lejos de empobrecer el rol, lo enriquecen, haciéndolo sugestivo en sus diversas formas de reaccionar ante estímulos distintos, esbozando una relación de sumisión con el que fue su marido y de la que solo podrá escapar con una inesperada ayuda externa, la de su subordinado y, por ello, a su vez dominado compañero.

Porque ese es otro de los aciertos de la serie, la extraña relación entre Petra, la jefa, y Antonio, su subalterno policial, dos personajes inicialmente antitéticos que irán aprendiendo a entenderse e incluso a estimarse profundamente, funcionando a la perfección la química de opuestos.

Formalmente la serie llama la atención por la utilización mayoritaria de colores fríos, con abundancia de escenas nocturnas (pareciera que en Génova nunca fuera de día…), con gusto por los planos elegantes y serenos de la ciudad, con frecuencia cenitales o aéreos. La música de Andrea Farri, por el contrario, nos pareció reiterativa y poco creativa, de acordes muy estándares.  

Buen trabajo de los protagonistas, la actriz (entre otras muchas facetas artísticas) Paola Cortellesi, que se funde con su personaje y lo hace suyo, y el actor Andrea Pennacchi, ambos con una química interesante, tanto más difícil de conseguir dadas las peculiaridades "aspergianas" del papel de Petra.


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Petra - by , Aug 30, 2022
3 / 5 stars
La jefa y el subalterno