La octogésima novena edición de los Premios Oscar será recordada, lamentablemente, por una metedura de pata de tamaño “king size”. A los presentadores del último premio, el gordo, el mayor de todos, el de Mejor Película, los casi octogenarios Warren Beatty y Faye Dunaway, les entregaron por error un sobre que contenía una tarjeta equivocada, el que otorgaba el Premio a la Mejor Actriz Protagonista a Emma Stone por La la land; con los nervios, la edad y la presbicia de ambos (por supuesto sin gafas: esto es Hollywood…), el actor, productor y director se la pasó a la actriz, que al ver el título de La la land no reparó en que aquella tarjeta no se correspondía con el premio y soltó el nombre de la película. Ya en los agradecimientos de los productores del filme que en España lleva el título de La ciudad de las estrellas, uno de ellos se percató del error y, en vivo y en directo, comunicó al auditorio (y a los cientos de millones de espectadores que seguían la gala por televisión e internet) que la Mejor Película, realmente, era Moonlight.
Un patinazo de esta envergadura, inédito en las ochenta y nueve galas de los Oscar, llega en el peor momento, cuando Hollywood (y el resto del mundo libre) está enfrentado a los desmanes y despropósitos del nuevo presidente USA, Donald Trump, del que habrá que ir pensando que, efectivamente, como se dice coloquialmente en español, tiene una flor en el culo: qué suerte tiene el tío… Ahora Hollywood tendrá que soportar las puyas (vía Twitter, por supuesto...) del individuo que ocupa la Casa Blanca, y sus críticas podrán ser siempre rebatidas por el del tupé naranja mofándose de este fallo garrafal: ¡vaya plan!
Errores descomunales aparte, los Oscars entronizaron, pero menos, a La ciudad de las estrellas, con 6 premios de las 14 nominaciones a las que aspiraba. Se ha desinflado entonces la posibilidad de que superara o igualara a Titanic (1997) y Ben-Hur (1959) en número de estatuillas, habiendo ambas conseguido 11. Creo que se pone así en su lugar a una película ciertamente hermosa, que nos trae de nuevo ese género maravilloso del musical (que ojalá ponga de moda), pero que, al menos a nuestro entender, no era el mejor filme del año. Mucho más cerca de esa calificación estaría, sin embargo, Moonlight, que finalmente, tras el disparate de los sobres embarullados, ha conseguido el Oscar por ese concepto, además del de Mejor Actor de Reparto para Mahershala Ali, y el de Mejor Guión Adaptado.
Los seis Oscar de La la land se han correspondido con dos estatuillas de relieve, la de Mejor Director para Damien Chazelle (a mi juicio desmesurada: mucho mejor trabajo como tal hizo Barry Jenkins en Moonlight) y la de Mejor Actriz Protagonista para Emma Stone (merecido pero que tampoco hubiera sido ningún disparate que se lo hubiera llevado Natalie Portman por su sentida interpretación en Jackie). El resto de estatuillas de La ciudad de las estrellas han sido de las llamadas “de pedrea”: Canción Original (para la bellísima City of Stars), Música Original, Dirección de Fotografía y Diseño de Producción.
El resto de los Premios han resultado bastante repartidos: así, Manchester frente al mar ha conseguido dos Oscars, uno para Casey Affleck como Mejor Actor Protagonista, que parece bastante justo, no así el de Mejor Guión Original para Kenneth Lonergan, siendo el libreto del filme precisamente su talón de Aquiles. Hasta el último hombre, el filme bélico-pacifista que supone el retorno de Mel Gibson a la dirección, se llevó dos Oscar de pedrea, el de Mejor Montaje y el de Mejor Mezcla de Sonido, y Fences consiguió el Premio a la Mejor Actriz de Reparto para Viola Davis, justo pero que también podría haber correspondido merecidamente a Naomie Harris por su desgarrador trabajo en Moonlight, o a Octavia Spencer por su papel de matemática, mujer y negra, en la muy machista y racista NASA de los años cincuenta (en esa época todos los Estados Unidos lo eran…), en Figuras ocultas, sin olvidar la devastada Michelle Williams de Manchester frente al mar.
El Libro de la Selva (versión 2016, se entiende) se llevó apropiadamente el Oscar a los Mejores Efectos Visuales, y Zootrópolis el de Mejor Largometraje de Animación, aunque nuestra favorita en esta categoría era la magistral La tortuga roja, un prodigio de sensibilidad temática y estética. La llegada se llevó otro premio de consolación, el de Mejor Montaje de Sonido, como Animales fantásticos y donde encontrarlos, que se llevó el de Diseño de Vestuario, y Escuadrón Suicida, al que le correspondió el de Maquillaje y Peluquería (sería por los malos pelos del personaje de Margott Robbie…).
El Oscar a la Mejor Película en Habla No Inglesa fue para El viajante, la libérrima versión en farsi que ha hecho Asghar Farhadi de Muerte de un viajante, de Arthur Miller. Farhadi no acudió a la ceremonia en protesta por las restricciones a los ciudadanos de siete países musulmanes para entrar en Estados Unidos; por cierto que el cineasta iraní ya consiguió este mismo galardón hace unos años con su espléndida Nader y Simin. Una separación (2011).
La única representación española, el corto Timecode, dirigido por Juanjo Giménez, se quedó sin el premio al que optaba, Mejor Cortometraje, que fue para la húngara Mindenki.
Como apostilla a pie de página, parece mentira que Comanchería, una de las grandes películas del año, se haya ido de vacío. No tenía muchas nominaciones, solo cuatro, pero que no se haya llevado ni una sola es, cuando menos, llamativo. En especial parece injusto que Jeff Bridges, que está inconmensurable, no se haya llevado el Premio al Mejor Actor de Reparto, respetando, por supuesto, el matizado trabajo del ganador, Mahershala Ali por Moonlight.
También ha sido llamativo que, tras el boicot que muchas estrellas negras realizaron el año pasado a los Oscars, en protesta por la nula representación de su etnia entre los nominados, este año han sido varios los afroamericanos que han optado a llevarse los premios principales, y en algunos casos (Davis, Ali) los han conseguido. Sin embargo, Hollywood sigue dando la espalda a las mujeres, y en los premios relativos a dirección y guión original y adaptado (los más golosos, aparte de actores y actrices, que tienen reparto por sexo), de las quince posibilidades existentes, sólo una era mujer, Allison Schroeder, coguionista junto a Theodore Melfi de Figuras ocultas. Así que en eso Hollywood sigue teniendo una asignatura pendiente que ríase usted de la de Garci…
Pie de foto: Barry Jenkins alza el Oscar a la Mejor Película por Moonlight, tras haberse deshecho el error en la proclamación del galardón.